Toluca, Edomex; 8 de agosto de 2019.- La violencia en agravio de la clase gobernante debería encender una alerta mayúscula para las autoridades. Sin distinciones que hagan parecer que existen ciudadanos de primera y de segunda, es imprescindible asumir que los atentados o asesinatos en contra de funcionarios de primer nivel, vuelve absolutamente frágil la gobernabilidad. En menos de ocho meses, tres ediles han sido asesinados en la entidad. Hasta ahora se ha mantenido un silencio ominoso y preocupante.
Por el escritorio de Alejandro Ozuna se debe tener presente que desde el año pasado, durante pleno proceso electoral, también se registraron ataques y ejecuciones en contra de candidatos. Eso no puede formar parte de la normalización criminal. Lo inquietante es conocer si los crímenes contra la clase gobernante están directamente vinculados a sus funciones públicas. A la fecha, se ha identificado que otros alcaldes y regidores han recibido amenazas de todo tipo, pero se desconocen acciones para otorgarles seguridad especial.
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A propósito de la incidencia delictiva, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció el pasado lunes, que la presencia de la Guardia Nacional en el Estado de México alcanzará hasta los 14 mil elementos federales. El estado de fuerza se sumaría a cerca de 16 mil policías estatales, sin embargo, al interior de la corporación mexiquense se reconoce que esa cifra está dada de alta, pero muchos de los policías cobran sin trabajar. Ese ha sido uno de los principales desafíos que enfrenta la secretaria de Seguridad, Maribel Cervantes.
En dos años del gobierno delmacista, Cervantes se ha dedicado a limpiar la casa de los últimos tres sexenios. En ese tramo, la corporación pasó de dirección general para convertirse en agencia, luego a secretaría y de retorno a comisión, y de nueva cuenta secretaría con sólo cambios de imagen. Al interior se privilegiaron las componendas políticas. Muy pocos cumplieron con el perfil del encargo, reducido quizá a un vicealmirante marcado por el Atencazo de 2006.
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La cargada está dispuesta para el próximo domingo elegir como dirigente nacional del PRI a Alejandro Moreno Cárdenas. Aquí, en Toluca, hace meses el gobernador Del Mazo encabezó una reunión con mandatarios priístas para arroparlo y expresarle su apoyo. En su equipo de campaña le han impuesto a mexiquenses identificados con el peñismo: Héctor González Escobar y Jesús Alcántara. Sus vínculos con la cúpula son innegables e irrenunciables.
El pasado fin de semana, Alito recibió el espaldarazo del senador Eruviel Ávila. Los comités municipales y los delegados del partido tienen la encomienda de incentivar una copiosa votación a favor del campechano. También se sumaron alcaldes, diputados federales y locales. Y alguno que otro priísta que pretende promocionarse para la próxima dirigencia estatal, y otros con la necesidad de acallar rumores de su eventual salto a Morena.
Del apoyo a Ivonne Ortega por parte de los mexiquenses poco se sabe. Y Lorena Piñón es la candidata testimonial del proceso interno que alguna vez soñó con aparecer en una boleta.
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