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Enrique Peña y Alfredo del Mazo. Síntomas.

Síntomas de campaña electoral en Huixquilucan

Enrique Peña y Alfredo del Mazo. Síntomas.

Redacción

La marea roja está en marcha. La elección de Gobernador está presente. Enrique Peña asiste a Huixquilucan, y apapacha a su primo y delfín político Alfredo del Mazo Maza. La dinastía del Grupo Atlacomulco cierra filas, convoca a las masas, y fortalece a la clase política que le ha sido leal por décadas. Fue más que una gira de trabajo, parecía un arranque de campaña. En el mismo sitio que Del Mazo Maza cerró su campaña para alcalde, parece que hoy inicia otra aventura proselitista.

Desde muy temprano, cerca de 10 mil personas abarrotan el predio del evento. Sólo hay 7 mil sillas, otros 3 mil son vomitados en el evento que lo masifica todo. Incluidas las porras al Gobernador Peña Nieto, y a su posible sucesor. Al Grupo Atlacomulco, se le suma el neogrupo Huixquilucan. La clase política se ha mudado de la calma de Atlacomulco a la majestuosidad residencial de Interlomas. Residentes en el municipio, llegan muy a tiempo Francisco Funtanet, Alfonso Navarrete, Carlos Iriarte, Fernando Maldonado, Adrián Fuentes Villalobos, Gerardo Ruiz Esparza y otros tantos políticos del primer nivel y círculo cercano de Peña Nieto.

Del gabinete también se sumaron Gustavo Cárdenas, Alejandro Ozuna y Alberto Curi, éstos dos últimos del grupo de Emilio Chuayffet. Ausentes Luis Videgaray, otro de los aspirantes, y David Korenfeld ex alcalde de la localidad.

Peña Nieto arriba y saluda. Se placea como es costumbre. Muy pegado, como siguiendo sus pasos Del Mazo Maza. Se trata de una premonición se escucha entre las masas que se trasladaron de las zonas más pobres y marginadas del municipio. Se lucra con la pobreza, la necesidad, la precariedad. El voto se necesitará en unos meses. El PRI sabe cómo operar, cuándo operar, y la cirugía electoral ha comenzado.

El lugar está a reventar. Las chamarras rojas inundan el presidium. Las semejanzas entre Peña Nieto y Del Mazo Maza no son casuales, desde lo consanguíneo, hasta el discurso. Desde los ademanes, hasta el club de fans. Las porras se inclinan por Peña, quien se deja querer frente a la muchedumbre.

Alfredo aprovecha la oportunidad y muestra el músculo. Enrique lo consiente, lo asiente y lo alienta. Casi como gemelos, enfundados en pantalón oscuro, y camisa rosa a rayas. La operación electoral está en camino. La entrega de despensas, becas, vialidades y demás es muestra de lo que viene, de una maquinaria que está viva y que no quiere soltar el poder. El Grupo Atlacomulco y el Huixquilucan en un solo movimiento.

Los discursos mesurados. Alfredo agradece a sus diputados: “Gracias Poncho, gracias Alejandra”, suelta de entrada sin mencionar a nadie más. Ni siquiera al ausente y aspirante Videgaray.

El turno es de Peña, quien dice “respaldar” al gobierno de Alfredo. Parece que es el espaldarazo hacia algo más, el banderazo de salida. La presentación en sociedad del tapado. Eso parece, porque en política no hay coincidencias y nada es casual.

 

 

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