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El Manual de Maquiavelo 23-06-2023

Francisco Ledesma / El PRI que perdió la brújula

Una de las mayores
carencias que padece el priísmo de los últimos años, es la ausencia en la
formación de cuadros políticos que imposibilita tener una alternativa amplia de
posibles contendientes a los cargos de elección; en donde incida la formación
académica, la experiencia política y la acumulación de votaciones ganadas por
encima de sus competidores de la oposición.

Los últimos tres
gobernadores mexiquenses fueron incapaces de formar círculos de poder que
también representaran una renovación generacional; y que desde su
consolidación, se convirtieran en el proyecto de sucesión de sus respectivos
sexenios. Por el contrario, los cuadros políticos de mayor ascendencia o
incidencia en la toma de decisiones, se han reciclado sistemáticamente y se han
envejecido en su intento por alcanzar la gubernatura de la entidad.

Un caso singular se
puede identificar en el sexenio de Enrique Peña Nieto. En el proceso de
sucesión tenía como posibles candidatos a hombres cercanos a los exgobernadores
Del Mazo González, Chuayffet y Montiel. Sólo Ricardo Aguilar era hechura
propia, y Luis Videgaray -sin origen mexiquense- tenía una formación tecnócrata
y nula experiencia política, con magros resultados en la reputación partidista
que hoy padece el priísmo a nivel nacional.

Finalmente se decidió
por Eruviel Ávila, vinculado con el montielismo. Y el mismo fenómeno
experimentó en la sucesión presidencial, en donde la ausencia de un círculo
cercano, lo obligó a decidirse por un candidato ciudadano, con antecedentes en
gobiernos panistas, y que resultó un fracaso en las urnas, en la postulación de
José Antonio Meade, y su pésima estrategia proselitista.

De vuelta al caso
mexiquense, Eruviel Ávila tenía su propio grupo político de la mano de Alfredo
Torres, Erasto Martínez y Carlos Aguilar; sin embargo, en la etapa de sucesión,
se posicionaron personajes con otros nexos políticos como José Manzur, Carlos
Iriarte y Ana Lilia Herrera, que no necesariamente pertenecían a la primera
línea del ecatepense.

La identidad de los
aspirantes más robustos pertenecía a otros sexenios, y en el colmo de la
decisión, se impuso Alfredo Del Mazo como candidato, muy a pesar de las
resistencias del eruvielismo para cerrarle el paso al actual gobernador.

En el sexenio que está
por concluir, Del Mazo tampoco se ocupó de consolidar un grupo político propio.
El círculo más cercano se mantuvo en el gabinete bajo la ascendencia de
Francisco Sarmiento, Rodrigo Jarque, Víctor Curioca, Rafael Díaz Leal, entre
otros. Sólo experimentó las candidaturas de Elías Rescala y Alejandro
Fernández, que perdió su elección en las urnas. En consecuencia, no tuvo
tampoco el control personal de la sucesión desde el priísmo.

La candidatura de
Alejandra del Moral se forjó por improvisación, y para cerrarle el paso a Ana
Lilia Herrera. El delmacismo adoptó a Alejandra por su condición de género,
ante la necesidad de postular una mujer, pero tampoco tenía la condición de
pertenecer al grupo político del gobernador en turno. La izcallense despuntó en
su carrera partidista por arropo de Ricardo Aguilar; y se abrió paso en la campaña
a la gubernatura de Del Mazo por impulso de Luis Videgaray.

La baraja de opciones de
Alfredo era tan corta, que Alejandra se convirtió en la candidata que garantizaba
-en caso de ganar la elección-, en la oportunidad de continuidad para los
delmacistas que hoy aún detentan el poder público.

Con el PRI como
oposición, y sin un jefe de partido en la gubernatura del Estado de México, la
gran amenaza es la carencia de cuadros políticos que permitan consolidar una oposición
robusta que le permita hacer frente a la oleada morenista que se impondrá con
recursos materiales y financieros en el ejercicio del poder, a partir del mes
de septiembre en búsqueda de ganarlo todo en las elecciones de 2024.

El lamentable papel de
la oposición a nivel nacional, que hoy carece de siquiera una opción para
competir en la elección presidencial, puede ser un presagio de lo que pudiera
replicarse en el Estado de México dentro de tres, seis o diez años; y una
ventaja para que Morena mantenga una hegemonía de largo plazo.

 

La tenebra

La versión de Marko
Cortés de Huixquilucan, no es necesariamente una oposición que permita
entusiasmar a los votantes para el año entrante.

 

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