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Ucrania en la Encrucijada

Ricardo Moreno** 

El futuro de Ucrania es verdaderamente complejo. Después del error diplomático de Estados Unidos al hacer pública su intención de cobrarle a Ucrania el apoyo brindado durante la guerra, tanto en armas como en dinero, y al posibilitar un acuerdo de paz con Rusia en un contexto europeo convulso, la situación ucraniana se complica aún más, pues el país ha quedado en el centro de una gran disputa territorial.

Tras varias décadas sin presenciar una guerra de expansión territorial, el conflicto entre Rusia y Ucrania ha revelado los verdaderos intereses no solo de Rusia, sino también de la Unión Europea y, por supuesto, de Estados Unidos. En el centro de esta disputa están las tierras raras: minerales altamente necesarios para el desarrollo de la industria tecnológica, pero poco comunes en la corteza terrestre. Las propiedades físico-químicas de estos elementos son únicas, lo que los convierte en componentes esenciales para productos de alta tecnología como teléfonos móviles, discos duros, vehículos eléctricos e híbridos, y monitores, entre otros.

Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y su inclinación hacia una política más flexible con Rusia —además de su clara postura de que el verdadero adversario comercial es China—, se aventuró a presionar al presidente ucraniano Volodímir Zelenski, intimidándolo con la posibilidad de condicionar el apoyo y la ayuda militar a un acuerdo para la explotación de los grandes yacimientos de tierras raras en suelo ucraniano.

La diplomacia ha comenzado a jugar un papel clave en el conflicto, y hoy no se trata solo de un juego entre dos actores, sino entre cuatro. La Unión Europea ha dejado claro su apoyo a Ucrania frente a Rusia, y ahora, tras la intensa discusión entre Trump y Zelenski en la Sala Oval de la Casa Blanca —transmitida en vivo por todos los medios de comunicación—, Europa y la mayoría de los países miembros de la OTAN han decidido respaldar a Ucrania.

Además, han manifestado su rechazo a cualquier acuerdo de paz que no incluya directamente al gobierno ucraniano. Desde luego, los intereses europeos no son únicamente políticos o estratégicos, sino también económicos, pues buscan recuperar el apoyo financiero y militar brindado a Ucrania durante el conflicto.

Así pues, Ucrania se ha convertido en la manzana de la discordia y en un territorio codiciado por todos. Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea disputan abiertamente las riquezas ucranianas, manteniendo en vilo al mundo entero. Los próximos días serán decisivos, no solo para Ucrania, sino para el equilibrio global, ya que buena parte de la recomposición de los bloques comerciales dependerá significativamente de cómo se gestione el conflicto.

Por lo pronto, mientras toda la atención está puesta en el viejo continente, China observa y no se compromete. Su interés radica en fortalecer el bloque de los BRICS e invitar a países latinoamericanos que han sido golpeados o menospreciados por el gobierno estadounidense a sumarse a un bloque comercial que abarca el mayor número de consumidores del mundo. Pero de eso nos ocuparemos en otra ocasión.