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Se agudiza frágil relación entre Calderón y Peña Nieto

Redacción

 

La relación institucional entre el Gobierno Federal y el del Estado de México pasa por el momento de mayor fragilidad en el sexenio. En la reunión del pasado lunes, el gobernador Enrique Peña Nieto reclamó al secretario de Gobernación Francisco Blake Mora los embates en contra del PRI en lo general, y la arremetida en su contra en lo particular, en lo que pareciera la antesala de la contienda electoral de 2012.

Alonso Lujambio
Lujambio y su precampaña presidencial rumbo al 2012

Aunque en la información oficial difundida por ambos gobiernos, se establece que la reunión de Peña Nieto con Blake Mora fue para tratar asuntos relacionados con el desarrollo pacífico de los comicios del Estado de México, fuentes consultadas por Plana Mayor informaron que el encuentro fue ríspido, se llegó a los reclamos mutuos y los manotazos en el escritorio como muestra de lo fracturada que está la relación institucional.

 

En principio, Peña Nieto se mostró inconforme por los señalamientos hechos por el Presidente Felipe Calderón en Estados Unidos, quien se refirió a los gobiernos del pasado (priístas) como autoritarios. Insistió en su hipótesis de la campaña negra en contra de su gobierno, del priísmo y de un uso político de las instituciones.

 

En un segundo término, el titular del Ejecutivo mexiquense reclamó al secretario de Gobernación la actitud beligerante del gabinete calderonista –fundamentalmente de los presidenciables- como Ernesto Cordero, Javier Lozano y Alonso Lujambio, éste último que recién lanzó su precampaña electoral rumbo al 2012 con la frase “El tamaño sí importa” en alusión a la estatura física del mandatario estatal.

 

No obstante, Blake Mora minimizó las inconformidades de Peña Nieto, al considerarlas parte del proceso democrático por el que pasa el país. El funcionario federal, habría reclamado a Peña la intervención del gobierno estatal en los comicios mexiquenses que deriva en un proceso electoral desigual, y que da ventajas estructurales al candidato priísta a la gubernatura Eruviel Ávila por encima de las preferencias electorales.

 

Blake negó categóricamente una campaña en contra del PRI, y defendió las legítimas aspiraciones de los secretarios de Estado –Cordero, Lujambio y Lozano- para buscar la candidatura panista a la Presidencia de la República. Incluso, habría reclamado la actitud de Peña Nieto de negar sus aspiraciones políticas pese a su promoción personal encubierta de información en los principales medios de comunicación.

 

En suma, se trató de una reunión altamente ríspida, donde ambas partes salieron inconformes y con un alto grado de fragilidad entre las instituciones.

 

Sin embargo, no es el primer desencuentro entre el Gobierno Federal y el del Estado de México. En el primer trimestre de 2010, el entonces dirigente nacional del PAN reveló la existencia de un pacto anitalianzas firmado en el Estado de México, que obligaba al panismo a no signar coaliciones con el PRD para las elecciones de 2011, a cambio de aprobar el IVA del 16 por ciento por parte de legisladores priístas durante 2010.

 

La revelación histórica obligó al entonces secretario de gobernación Fernando Gómez Mont a renunciar a su militancia panista, y exhibió un pacto firmado “en lo oscurito” por parte de Gómez Mont y César Nava del lado panista; mientras que por el PRI lo signaron su entonces dirigente nacional Beatriz Paredes y el secretario de gobierno estatal Luis Miranda Nava.

 

Lo anterior generó un debate intenso durante dos días en la Cámara de Diputados Federal y lesiones políticas irreversibles entre Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

 

Cuando falta poco más de un año para la elección presidencial de 2012, y Peña Nieto encabeza las encuestas electorales, parece que el desencuentro ha regresado, pero en esta ocasión de forma definitiva como parte de una batalla electoral.

 

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