Redacción
La contienda presidencial de 2012, cada vez evidencia una encarnizada lucha entre PAN y PRI, los primeros por pretender retener el poder otro sexenio; los segundos por recuperar la Presidencia de la República que reclaman como una legítima herencia de la Revolución Mexicana. La elección proyectada para el 1 de julio del año entrante ha comenzado una serie de acciones encaminadas a obstaculizar ventajas políticas definitivas.
A 300 días de la jornada electoral presidencial, Josefina Vázquez Mota -aspirante presidencial panista- pidió licencia para separarse del cargo. Con esa decisión se suma a la condición de Santiago Creel -quien pidió hace algunas semanas licencia al cargo de Senador-. Se preve que mañana jueves, Ernesto Cordero, secretario de Hacienda, presente el Proyecto de Presupuesto para 2012; y muy probablemente el viernes presente su renuncia al gabinete calderonista para dedicarse de lleno a su proyecto electoral.
En un plazo de nueve días, el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto entregará el poder a Eruviel Ávila Villegas, y hará oficial lo que es un secreto a voces para buscar la candidatura presidencial priísta. Al interior de su partido, ya mantiene un encono con el líder senatorial priísta Manlio Fabio Beltrones, quien sabedor de la preferencia electoral que le aventaja Peña Nieto, ha insistido en que lo importantes es discutir el proyecto de nación que requiere el país, antes que la elección del candidato. El mexiquense ha contestado, que el proyecto está plasmado en la Constitución y que el país requiere liderazgos.
De forma conjunta, mientras al interior del PAN y el PRI el desafío es conseguir la candidatura presidencial, al exterior panistas y priístas operan lo suficiente y necesario para tener consecuencias mediatas de cara al proceso electoral del año entrante.
Apenas el lunes, cuando se tenía previsto el sexto y último informe de gobierno de Enrique Peña Nieto; el gobierno calderonista anticipó su reunión con el rector de la UNAM, José Narro Robles en el alcázar de Chapultepec, para discutir la propuesta de seguridad de la Máxima Casa de Estudios del país y con ello opacar el escenario previsto por los priístas para impulsar a Peña Nieto.
En las formas políticas, PRI y PAN ya actúan como si estuvieran en proselitismo. El informe de Peña Nieto abrió brecha como si se tratará del inicio de su campaña electoral. El decálogo proyectado en su discurso tuvo el tufo de una plataforma electoral. El músculo político, respaldo social y liderazgos empresariales y eclesiásticos convocados, Peña Nieto se mostró como un candidato nato, que se deja aplaudir, y que le gusta estar en campaña permanente como ocurre en cada evento desde hace seis años.
En San Lázaro, Vázquez Mota deja su curul, y también en lo suyo, la pasarela electoral. Los elogios de todos los partidos políticos, incluido Pablo Escudero -diputado del PVEM y yerno Beltrones – quien alabó el trabajo de la panista; discurso que contrasta con el destape de Jorge Emilio González a la candidatura de Peña Nieto.
Y mientras los legisladores renuncian a sus fueros, los gobernantes dejan el poder y los secretarios están próximos a renunciar, la guerra presupuestal se politiza por: Navarrete Prida con Peña Nieto; Cano Vélez con Beltrones; Vidal Llerenas con Ebrard; Di Constanzo con AMLO y Becerra Porocoba con Vázquez Mota. El agarrón apenas comienza.
La danza de los billetes será la verdadera discusión política del último trimestre del año, y será herramienta primordial para la operación electoral de los políticos. El blindaje es un discurso, el clientelismo una cruda realidad que prevalece, y el dinero público que se dilapida en cada elección.
