Redacción
Toluca, Edomex. 16 de noviembre del 2015-.- El gobierno del estado de México puso en operación el programa de prisión domiciliaria a través de la colocación de brazaletes electrónicos a más de cien internos del sistema penitenciario mexiquense que serán liberados en las próximas horas.
Como un mecanismo para despresurizar las cárceles mexiquenses, pero sobre todo, como un anticipo de lo que será la aplicación del nuevo sistema de justicia penal en el país, que entrara en funcionamiento en junio próximo, el estado de México decidió liberar a estos reos que serán monitoreados día y noche a través de estos brazaletes que simulan ser un reloj.
En meses pasados, la Dirección de Prevención y Readaptación Social de la Comisión Estatal de Seguridad Ciudadana (CECS) operó un programa piloto liberando a 31 internos acusados de delitos no graves, a quienes se les colocó el brazalete para externarlos y lograran una reinserción social. Estos preliberados obtuvieron un trabajo, reconstruyeron su familia y algunos se sometieron a procedimientos para dejar las adicciones. El programa fue éxito, pues ninguno de evadió de la justicia y cotidianamente acuden al juzgado a firmar como lo fija un requisito.
Con esta experiencia, el gobierno decidió aplicarlo oficialmente. La idea es que en unos meses puedan externarse a 500 internos de los poco más de 20 mil que están reclusos en los 21 centros preventivos y de readaptación social de la entidad
Para que un reo acceda a este programa de prisión domiciliaria con el brazalete, deberá solicitarlo al consejo técnico del sistema penitenciario mexiquense y cumplir con ciertos requisitos, como ser sentenciado por un delito no grave y que no sea de alto impacto, haber cumplido al menos el 40 por ciento de su condena en la cárcel, haber reportado buena conducta y ser primodelincuente.
El consejo evalúa la solicitud y de ser procedente se turna a un juez del Poder Judicial quien resuelve si otorga el beneficio de liberación condicionada o no. Es fundamental que el interno cuente con un ofrecimiento laboral, pues de lo contrario no procede la solicitud.
El juez le impone un cerco electrónico dentro del cual debe realizar sus actividades, pues siguen una rutina rigurosa, de su hogar al empleo y del empleo a casa. También podrá asistir a clases o a terapias para dejar alguna adicción.
En caso de romper ese cerco, el centro de monitoreo e inteligencia del sistema penitenciario entabla comunicación con el preliberado a través del brazalete, pues este cuenta con audífono y micrófono, para conocer las causas de porque salió del cerco.
El brazalete también tiene un sistema de georreferenciación, que permite ubicar exactamente donde se encuentra el preliberado, dentro y fuera del país.
En caso de que se viole el brazalete o se despoje del mismo, se activa una alarma y un grupo de especializado de la policía estatal emprende la búsqueda del fugado.
El costo de la operación del brazalete es de 97 pesos diarios, que comparado con los casi 150 pesos que cuesta la manutención del interno dentro de prisión, generan un ahorro al Estado.
La idea es que en lo futuro, el brazalete pueda ser utilizado por los jueces como una medida cautelar para aquellas personas sometidas a juicio.
