Redacción
La alianza electoral del PRI con el PANAL y el PVEM rumbo a los comicios de 2012, manifiesta una profunda inconformidad de diversos liderazgos al interior del priísmo por considerar que existe una sobrerepresentación hacia sus aliados políticos, con la concesión de 30 candidaturas al PVEM y 24 al PANAL para diputaciones federales, en una alianza parcial que incluye 126 distritos; además de 10 candidaturas al Senado de la República.
Sin embargo, la sobrerepresentación otorgada por el PRI al PANAL y al PVEM no es un asunto novedoso. El Estado de México -cuando era gobernado por Enrique Peña Nieto, principal aspirante presidencial del PRI-, se concedieron beneficios electorales inconmensurables a ambos partidos políticos desde los comicios locales de 2009, mediante la incorporación de sus militantes, que hoy se desempeñan como síndicos y regidores en los 125 ayuntamientos de la entidad.
El caso más paradigmático de la sobrerepresentación ocurrió al interior de la Legislatura del Estado de México. Dentro de su acuerdo aliancista, el PRI otorgaba al PANAL el 11 por ciento de su votación efectiva, lo que le permitió acceder a 5 diputaciones de representación proporcional, que sumada a una curul ganada por mayoría, le permitió ubicarse como la cuarta fuerza política de la entidad, cuando en 2009 fue apenas su primera elección local.
En el caso del Partido Verde Ecologista, el PRI cedió alrededor del 5 por ciento de su votación efectiva. A través de una interpretación sesgada de la ley electoral, se le otorgaron tres diputaciones locales, cuyos espacios los ocuparon en principio tres priístas connotados: Miguel Sámano Peralta -ex secretario particular de Arturo Montiel-; Francisco Funtanet -ex secretario de Desarrollo Económico en el montielismo-; y Adrián Fuentes -ex alcalde de Huixquilucan y actual secretario de Desarrollo Económico con Eruviel Ávila Villegas-.
En 2011, el PRI prefirió no arriesgar, y repitió la fórmula, al afianzar su alianza con PANAL y PVEM para impulsar la candidatura de Eruviel Ávila Villegas.
Entre las inconformidades que proliferan al interior del CEN del PRI por otorgar tantos espacios políticos al PANAL y al PVEM rumbo a los comicios de 2012, se destacan señalamientos a los operadores políticos de tales negociaciones, donde sobresalen dos personajes fuertemente ligados a Enrique Peña Nieto: Luis Videgaray y Jesús Alcántara, quienes habrían otorgado en sus peticiones a las dirigencias del PANAL y el PVEM.
Luis Videgaray se ha convertido en el operador financiero de Peña Nieto. Durante su sexenio se desempeñó como secretario de finanzas estatal. Para 2009, se convirtió en diputado federal por la representación proporcional. Desde esa privilegiada posición fungió como presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública. En marzo de 2011, fue designado presidente del PRI en el Estado de México, y coordinador de campaña de Eruviel Ávila Villegas rumbo a la gubernatura estatal.
Jesús Alcántara, es un hombre de plena confianza para Enrique Peña. En 2003, fue electo diputado local suplente, cuyo propietario era el propio Peña Nieto. Ambos originarios de Atlacomulco, en 2004, cuando Enrique Peña es postulado candidato del PRI a la gubernatura, Alcántara se convierte en legislador local.
Durante 2006, en medio de la catástrofe electoral que sucumbe al priísmo nacional, Alcántara logró el triunfo en su distrito electoral para convertirse en diputado federal. En 2009, vuelve a la contienda local y gana la diputación local por Atlacomulco.
Para el peñismo, es un operador electoral nato, que opera la estructura bautizada durante el montielismo como «Fuerza Mexiquense». Alcántara trabaja con esa maquinaria que le ha redituado en resultados favorables como Querétaro, San Luis Potosí, Zacatecas y Michoacán, que estaban en poder de la oposición y fueron recuperadas por el priísmo.
Tanto Videgaray como Alcántara habrían sido los responsables de la negociación y firma de las alianzas electorales que el PRI signó con PANAL y PVEM, y que hoy tienen sumido en un embrollo a la militancia priísta que se siente desplazada por la ambición de Peña Nieto por llegar a Los Pinos.