El Manual de Maquiavelo 18-08-2023
Francisco Ledesma / La democracia inacabada
Marcelo Ebrard ha puesto
de manifiesto su inconformidad con el proceso interno de Morena para elegir su
candidatura presidencial, acusando un trámite desigual que ha condicionado la
sucesión a favor de su rival Claudia Sheinbaum, mediante la cargada de la clase
política y poderes fácticos: la democracia de los partidos no ha terminado por
consolidarse en el régimen político del país.
La postulación de candidatos
se mantiene como una facultad metalegal de la figura presidencial -quien más
allá del dedazo, la consulta a la base o las encuestas ciudadanas-, termina
por incidir en la decisión final, y deja en el camino un enorme descontento de
quienes no resultan los elegidos o ungidos.
Los partidos políticos
en México -sin distingo- mantienen inacabado el proceso para designar a sus
candidatos a alcaldes, gobernadores, presidente de la república. Los aspirantes
a cualquier cargo de elección priorizan contiendas internas en las que priva la
descalificación al adversario, el agandalle de estructuras partidistas, el
chantaje de la traición o la exhibición de sus excesos.
Ahí está, por ejemplo,
cuando Arturo Montiel aprovechó su condición de dirigente priísta para favorecer
una elección abierta, y desde sus otrora delegados, impulsó la movilización de
estructuras a favor de su candidatura a gobernador; pero al interior del
partido, emergió la fractura con aspirantes que mostraron su inconformidad
frente a un proceso inequitativo, con estatutos quebrantados.
Frente a la prevalencia
de reglas no escritas, Eruviel Ávila amagó con ser postulado por una alianza
opositora por el PAN y el PRD en el 2011. Para evitar la escisión de las
corrientes tricolores, Enrique Peña cedió a las presiones de las élites
políticas que apoyaron al ecatepense; quien años más tarde demostró que su
identidad partidista era muy frágil y terminó por renunciar al PRI.
En el proceso más
reciente, Alejandra del Moral se impuso por los afectos del gobernador en
turno, como la candidata a sucederlo. El desprecio a la militancia se reflejó
en grandes sectores del priísmo que simularon operación política, o muchos
otros que terminaron por apoyar a la candidata de Morena. A la fecha, el grupo
político que se sintió agraviado, insiste en arrebatarle el control del priísmo
al mandatario que está por terminar su gobierno sexenal.
La izquierda tiene
antecedentes de imposición que terminaron en tragedia. En el 2005, Andrés
Manuel López Obrador dispuso que la candidata a gobernadora fuera Yeidckol Polevnsky,
ajena a las tribus perredistas que eran propietarias de la franquicia del
perredismo. Sin el apoyo de liderazgos como Higinio Martínez o Héctor Bautista,
la candidatura de la líder empresarial naufragó sin mayor éxito.
La contienda presidencial
ha mostrado banderas rojas entre los morenistas que tenían su esperanza en el
arrojo de Adán Augusto o la amplia trayectoria de Marcelo Ebrard; y desde el
bloque opositor -principalmente los priístas- que han expresado su simpatía a
favor de Beatriz Paredes en las últimas horas.
El resultado será el
mismo para ambos bandos. Las candidaturas parecen ya estar determinadas por factores
superiores a los de la militancia o las encuestas que están por realizarse. En
la boleta electoral de 2024 aparecerán dos mujeres: Claudia Sheinbaum como candidata
oficialista; contra Xóchitl Gálvez, como abanderada de la oposición, pero con
una fractura profunda en sus partidos.
La inconformidad
manifiesta por la clase política frente a la inacabada democracia interna de
sus partidos, es una muestra inequívoca de la podredumbre que inunda a la
democracia abierta, y que explica en gran medida, el enorme descontento de los votantes
con su clase gobernante.
La tenebra
Los mayores descontentos
de los morenistas y del bloque opositor vendrá en cascada hacia los estados,
cuando se determinen los candidatos al Senado de la República, quienes muchos
ven como un escalón a las futuras gubernaturas.