El Manual de Maquiavelo 10-05-2024
Francisco Ledesma / El Plan D para Morena en Edomex
En el imaginario
electoral de la gobernadora Delfina Gómez ganar los comicios del domingo 2 de
junio es una prioridad. En el objetivo más alentador se trata de obtener para
Morena cinco millones de votos; aunque en escenario más conservadores, bastaría
con ratificar los más de 3 millones de electores conseguidos el año pasado,
para consolidar su hegemonía como primera fuerza política e imponer condiciones
de triunfo en términos distritales y municipales: se trata de poner en marcha
el Plan D, con D de Delfina, para garantizar un absoluto dominio para su
causa en la primera mitad de su mandato.
De los últimos cuatro gobernadores,
únicamente el priísta Eruviel Ávila alcanzó una mayoría abrumadora en su
primera Legislatura local, determinado porque esos comicios fueron concurrentes
con la elección presidencial que presentaba como candidato al gobernador
saliente, el atlacomulquense Enrique Peña Nieto; y eso le permitió ganar 41
diputados de un total de 45 distritos electorales.
Los otros mandatarios
tuvieron en sus primeras elecciones, una anécdota para el olvido que tenía
visos de una pesadilla política interminable. El primer gran revés para el
priísmo mexiquense ocurrió en el año 2000, cuando Arturo Montiel perdió de
forma inédita la mayoría de la legislatura frente al PAN.
Seis años más tarde, a
pesar de un cambio en el calendario electoral para marzo de 2006, Enrique Peña
tuvo una jornada derrotista: 72 ayuntamientos fueron para la oposición; y fracasó
en la contienda de 21 distritos electorales.
El caso más demoledor
ocurrió en el 2018, ya con la defenestración priísta a tope; Alfredo Del Mazo
únicamente vio el triunfo de una diputación local y en 21 municipios, la cifra
más raquítica del priísmo en su trayectoria electoral.
Las expectativas para Delfina
Gómez resultan altamente favorables: porque mantiene un alto capital político,
que apenas hace once meses le dio una victoria histórica en el simbólico
bastión del Grupo Atlacomulco; a lo que se suman los niveles de aceptación del
presidente saliente, López Obrador; y una candidatura presidencial que lidera la
mayoría de las encuestas electorales.
Hay elementos que hacen
pensar que la elección del 2 de junio, no será tan contundente como la de 2018
para Morena; ya sea por el desgaste en el poder que han representado diversos alcaldes
en calidad de impresentables, que todavía hoy juegan la elección consecutiva; o
bien, la incapacidad de sus aliados electorales para aprovechar su momento
electoral, y que lo han dilapidado en disputas internas que podrían significar
la diferencia hacia la derrota.
Sin embargo, todo apunta
a que Delfina Gómez tendría las condiciones para ganar sí, la mayoría de los
diputados locales -aunque no necesariamente una mayoría absoluta-; y para ganar
quizá no la mayoría de los Ayuntamientos, pero sí los de mayor población, y con
ello, tener el dominio territorial del estado.
La cifra de los cinco
millones de sufragios resulta casi inalcanzable, si se toma en consideración
que no existen altas expectativas respecto de la participación electoral. Es
decir, en un estado con 12 millones 800 mil de electores, una participación del
60 por ciento, implicaría una afluencia de 7 millones 600 mil ciudadanos, y que,
de ese universo, el 65 por ciento lo hiciera por Morena. Algo por demás complejo,
desafiante, y casi imposible de ejecutar.
En esa ecuación, está
claro que no participan los 125 municipios mexiquenses, y que la estrategia de
movilización se concentraría en la geografía de mayor densidad poblacional, que
coincide con la de mayor afinidad morenista: Ecatepec, Neza, Chimalhuacán,
Chalco, Ixtapaluca, Texcoco, Tultitlán, entre otros, que han significados los
bastiones de la izquierda desde hace tres décadas.
El escenario más
conservador, podría reducir la cifra al 50 por ciento de participación social, casi
6 millones 400 mil sufragios en las urnas; y una expectativa de conservar los 3
millones 300 mil votantes que le dieron el triunfo a Delfina Gómez; además de mantener
la ventaja de ocho puntos con respecto al bloque opositor, serían suficientes,
como lo fue en el 2023, cuando en caso de haber sido elecciones locales, Morena
se habría impuesto en más de 90 municipios y 37 distritos electorales.
Sin embargo, la cifra
para este 2024, también compite contra el mini aparato de alcaldes priístas y
panistas que lo darán todo para conservar el poder que han dominado desde sus Ayuntamientos,
en la disputa por la reelección.
La clave no
necesariamente está en los votos ni tampoco en los porcentajes de ventaja, sino
en que la votación sea consistente y sistemática en todas las regiones del
estado, que a su vez, impida el avance de la oposición en sus posibilidades
electorales. En resumen, lograr para Delfina Gómez el Plan D, con una
mayoría en el Congreso local, un amplio dominio de los Ayuntamientos, y una
votación complaciente para la candidatura presidencial.
La tenebra
La noche del 2 de junio,
en el balance final, habrá vencederos y vencidos; y no únicamente a la luz de
quienes vayan a gobernar más municipios, o quien haya triunfado en los distritos.
Se trata de evaluar a los grupos de poder -los de Morena y los de la oposición-
que podrán fortalecer su ascendencia política, o bien, algunos otros, la
derrota los disminuirá en sus partidos.