Toluca, Edomex; 19 de mayo de 2023.- El segundo debate electoral quedó muy por debajo de las expectativas de las candidatas, de los partidos políticos, de sus militancias y de los electores. Fue como observar la continuidad de 45 días de mítines en un set de televisión. La misma cantaleta, sin mayores sorpresas ni siquiera un poco de emotividad para sus militantes. Difícil que este tipo de diálogos construyan democracia; imposible que definan el voto de los electores.
Un formato acartonado que ocultó las carencias de sus participantes. Si los votantes debieran decidir a partir de lo que observaron 60 minutos, ahí podría explicarse las grandes razones del hartazgo y el descontento social. No hubo debate, porque así lo decidieron los equipos de las candidatas, y lo validaron las autoridades electorales. Ni los debates ni las encuestas votan, pero las campañas electorales, las candidatas y sus partidos hoy tienen una deuda histórica. Otra vez, el votante elegirá por la menos peor, sin muchos incentivos para hacerlo.
Alejandra del Moral llegó contenida. Parecía sujeta a un acuerdo no escrito para evitar ataques verbales. Ninguna acusación personal hacia Delfina; solo calificativos genéricos a Morena. La priísta se presenta como la salvadora de que la 4T se instale en el Estado de México. Fluida, pero con un hilo de propuestas que definen el qué, pero que no explican el cómo. El acierto fue un permanente ejercicio de autocrítica al actual gobierno, donde las policías no están coordinadas, el Instituto del Emprendedor no funciona, los trámites a las empresas se burocratizan. Hay mucho que cambiar, reconoce la tricolor.
Delfina Gómez no modificó la estrategia. Se dedicó a leer sus propuestas; aunque en más de una ocasión quedó corta en sus intervenciones. Le sobraba tiempo y regresaba a hacer más explicativa. El nerviosismo volvió a ser su mayor adversario. Cuando sintió los ataques venir, dio la respuesta más contundente de la noche: “te estás quedando sola, y ya te gané una vez por el doble de votos”. Mantiene su apuesta en la marca de Morena, en la recurrencia de las encuestas que la señalan como puntera, y en que el pueblo quiere un cambio. Evitó entrar en un diálogo con Alejandra, y salió sin heridas.
Lo exhibido ayer en el set televisivo es responsabilidad absoluta de las candidatas, acostumbradas a los escenarios controlados; a las entrevistas a modo, y ahora, a los debates sin confrontación. Una clase gobernante que prefiere su zona de confort, antes que enfrentar riesgos como llamar al voto a los indecisos o a los que se abstienen, porque pueden llevarse una sorpresa.
En el fondo, parece ser parte de una estrategia que sólo los afines vean el debate, para que se vuelva en un acto de confirmación de sus más fieles seguidores, y contener cualquier acción vulnerable a las campañas y a sus candidaturas, cuando faltan 16 días para la elección.
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