OFF THE RECORD 16-04-2024
Toluca, Edomex; 16 de abril
de 2024.- Vaya que ser exgobernador es un buen negocio y parece no haber un
retiro de la vida pública. Y los beneficios de la escena política se vuelven
hereditarios por exigencia de las componendas del poder. Al menos eso reflejan
las actuales campañas electorales. Ahí están los casos de Karla Cortés -esposa
de Arturo Montiel- y de Mariano Camacho -hijo de César Camacho-, convertidos en
candidatos a diputada federal por Lerma y a diputado local por Metepec. El PRI
convertido en mero negocio familiar.
Pero no son los únicos
casos: Eruviel Ávila, quien dejó la gubernatura en el 2017, se convirtió en
senador de la república en 2018. Y recientemente, renunció al PRI, y hoy tiene
garantizado su espacio como diputado federal del PVEM, sin importar lo que
acontezca en las urnas durante el domingo 2 de junio. Y para cerrar la pinza,
ahí viene Alfredo Baranda Sáenz -hijo del exgobernador del mismo nombre-, quien
con menores posibilidades competirá para una diputación local con cabecera en
Tianguistenco, pero a través de Movimiento Ciudadano.
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Los priístas tienen una
queja generalizada: la insensibilidad del delegado Jorge Meade Ocaranza. El
reclamo constante es que la arrogancia del morelense tiene como resultado no
recibir a nadie; y pretenderlo resolver todo por vía remota. En el fondo,
advierten, es que Meade obedece a las decisiones que asume Cristina Ruiz -la
futura senadora-, quien ha logrado absoluta confianza de Alejandro Moreno para
imponer su voluntad en las designaciones del priísmo mexiquense. Hay quien dice
-en secreto- que nunca imaginaron extrañar las formas políticas de Alejandra
del Moral, pero que al menos los escuchaba.
En el municipio de
Naucalpan, se instruyó en lo “oscurito” que ningún regidor tendría la posibilidad
de reelegirse para el cabildo que contenderá en las elecciones del 2 de junio
-cuya planilla estará encabezada por la panista Angélica Moya-, pero como
siempre hay excepciones, todo está dispuesto para postular como síndico al actual
regidor, Víctor Manuel Navarro Ruiz, quien es sobrino de Cristina Ruiz, la
lideresa de facto del priísmo estatal. No obstante, para no dejar el camino
libre, y como muestra de su inconformidad, ya se inscribieron para el mismo
encargo más priístas como Omar Melgoza, Juan Bracho y Gustavo Parra. Tal parece
que Cristina Ruiz no es muy querida ni en su propia tierra.
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Las fracturas que han
venido suscitándose en el PAN, no debieran normalizarse. Son pocos los
operadores políticos y los dejan irse por las imposiciones de sus liderazgos.
La crisis se agudiza en Naucalpan, Tlalnepantla, Toluca, y lo que se acumule en
la semana. La burocracia panista se siente muy cómoda, llena de conformismo,
mientras sus privilegios e intereses de grupo se mantengan intactos. No importa
su crecimiento territorial, tampoco el trabajo histórico de su militancia, y
mucho menos las causas ideológicas del partido. Y todo lo que ocurra en su
contra y pegue en su ego personal, es por la teoría del complot. Repudian el
discurso de Palacio Nacional, pero como se le parecen.
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Ha transcurrido la mitad
de las campañas electorales federales, pero con absoluta intrascendencia entre
los votantes. El gran auge para los partidos políticos, por ahora, sigue siendo
la definición de las candidaturas de los procesos locales. Ahí también se
concentra la agenda mediática, frente al letargo de las burocracias partidistas
para oficializar a sus elegidos por las alcaldías y diputaciones locales. El
proselitismo no ha sido de grandes luces, ni tampoco las promesas electorales
de quienes pretenden ser senadores y diputados federales. Las campañas
presidenciales también han sido de bajo impacto. Ahora, toda la expectativa
está en las campañas locales.