La relación entre Enrique Peña con el general retirado Tomás Ángeles Dauahare viene desde 2008, cuando el empresario Ernesto Álvarez Morphy los presentó. El mexiquense estuvo cerca de hacerlo un asesor en materia de seguridad, lo que no pudo concretarse por recomendación de Enrique Galván y Genaro García Luna, secretarios de la Defensa Nacional, y de Seguridad Pública, según lo documenta la revista Proceso de ayer domingo.
Por más intentos para desvincularse políticamente de personajes incómodos, eso parece imposible. Ángeles Dauahare, acusado de vínculos con el crimen organizado, tiene una sociedad con el ex vocero de Arturo Montiel, Joaquín Gasca Salas, a través de una consultoría en materia de seguridad. Gasca Salas laboró en la secretaría general de gobierno, como coordinador administrativo, en la gestión de Peña.
El último encuentro entre Ángeles Dauahare y Enrique Peña debe atribuirse al ex gobernador César Camacho, quien como presidente de la Fundación Colosio organizó un foro de seguridad. El militar en retiro asistió como ponente y estuvo muy cerca del candidato priísta, en la víspera de su detención, por su presunta relación con el cartel de los Beltrán Leyva
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Hay una gran diferencia entre la campaña de odio que hoy enfrenta Enrique Peña Nieto respecto la que padeció Andrés Manuel López Obrador hace seis años. A diferencia del tabasqueño, los medios de comunicación y los llamados líderes de opinión no se han sumado, ni se han plegado a los descalificativos que rondan al mexiquense. Peña Nieto tiene en su diseño electoral y como parte del control de daños un blindaje en los medios oficiales, y los de mayor penetración.
Muy por el contrario, parte de la inconformidad y las movilizaciones sociales ocurridas viernes, sábado y domingo derivan de la falta de equilibrios informativos y del silenciamiento que ocurre sobre todo en las televisoras. No por ello se justifican las guerras sucias, pero tampoco hay parangón entre el 2006 y el 2012. El nivel de participación de la sociedad civil no es menor frente a lo que pudiera generar un encono político y social irreversible.
Ayer, la encuestadora Covarrubias y Asociados -cercana a López Obrador- dio a conocer un último sondeo electoral que plantea que AMLO se encuentra a diez puntos de Peña Nieto, quien habría caído a un nivel de aceptación por debajo de los 40 puntos, muy similar a los niveles de cuando cometió el error en la FIL de Guadalajara. No está de más decir, que esa encuestadora fue la primera en anotar el empate técnico entre Vázquez Mota y Andrés Manuel hace más de cuatro semanas.
