Los partidos políticos ya preparan su carta a los Reyes Magos. El PRI está urgido de conocer las últimas encuestas sobre preferencias electorales, ante los dislates de su candidato presidencial Enrique Peña Nieto. Saben que su amplia ventaja ha ido disminuyendo en los últimos doce meses, y se aproxima peligrosamente a los 40 puntos de preferencia, y bajando de este tope de percepción, el mexiquense se volvería en un contendiente ampliamente vulnerable, ya no sería pues el candidato invencible, puntero e indestructible.
Cuando Pedro Joaquín Coldwell asegura que es impensable la sustitución del candidato Enrique Peña, habla en voz de Manlio Fabio Beltrones quien no se ha bajado del todo de la contienda interna. Pese a la declinación de su aspiración electoral, el discurso y propuesta política de Beltrones confronta y marca distancia respecto de la plataforma presentada por Peña Nieto. El camino de enfermar al candidato, o aludir a una coalición para suspender el proceso interno, son las vías contempladas por el PRI, si los errores siguen de aquí al mes de abril, antes de que inicie el proselitismo formal rumbo a Los Pinos. El mensaje de Coldwell cayó como agua fría entre las huestes de Peña.
Humberto Lepe Lepe, delegado del PRI en el Estado de México -cercano a Beatriz Paredes y entregado a la causa de Peña- ha solicitado a Reyes Magos y autoridades electorales, permitan la votación de aquellos ciudadanos que tenga la credencial de elector con terminación 03, la cual perdió vigencia desde este año. Sin embargo, los cálculos priístas estiman un error esa medida, ya que más de un millón de votantes de Estado de México, Jalisco y Distrito Federal no han hecho ese trámite, y muchos de ellos estarían en el voto duro priísta que acude a las urnas por inercia.
La solicitud de Lepe fue llevada a la Cámara de Diputados Federal, para que sea desde el Poder Legislativo que se exhorte al IFE postergue esa medida que haría imposible el sufragio de casi cinco millones de personas en todo el país. Los priístas prefieren no tomar riesgos, y piden que todos los votantes con credencial de elector tengan derecho a votar. Una razón de peso, se perfila a que en el llamado voto verde -asentado en el campo a favor del PRI- pudieron no haber renovado la credencial de elector, ya que dicho trámite se realiza a través de módulos móviles que visitan sus comunidades cada quince días, en estados como Michoacán, Oaxaca, Hidalgo y otros bastiones priístas.
En el PAN, la carta a Santa Claus va enfocada a que la guerra sucia surta efecto. La artillería en contra del PRI y Enrique Peña aún no se muestra a fondo. Los ataques hasta hoy recibidos por el PRI, han sido producto de las deficiencias de su candidato. En el panismo hay plena confianza, que en la medida en que Peña Nieto descienda en las encuestas, y su potencial candidata crezca como la espuma, los factores de poder y decisión real, tales como televisoras, Iglesia y empresarios, sumen sus activos a favor del PAN, de quien han recibido extraordinarias canonjías y prebendas en los últimos dos sexenios que parecen de gran jauja para quienes comulgan con la derecha.
Al interior de la izquierda hay confianza en volverse competitivos. Entienden los mensajes de López Obrador a favor de Marcelo Ebrard y Juan Ramón de la Fuente como síntoma de unidad, de integración en todos los sectores que conforman la izquierda, más allá de las estructuras partidistas. Si a esa circunstancia se suma la amplia red social construida por el tabasqueño a partir de su Morena, los momios del lopezobradorismo podrían no estar siendo medidos en encuesta alguna. Aunado a medir el impacto el discurso conciliador que ahora ha lanzado quien pretende ser el Lula mexicano.