La alianza electoral entre PRI, PANAL y PVEM ha quedado consolidada rumbo a la elección presidencial. La maestra Elba Esther Gordillo tuvo que decidirse a favor de Enrique Peña Nieto, sumergida en circunstancias adversas con las otras fuerzas políticas, luego de la declinación de Marcelo Ebrard -a quien describió como su candidato favorito-; y el apuntalamiento de Josefina Vázquez Mota dentro de Acción Nacional con quien mantiene diferencias irreconciliables. Esa ecuación favoreció a Peña Nieto.
El origen es destino. Las raíces de Elba Esther Gordillo como una líder magisterial surgen en el Estado de México. Como profesora en el municipio de Nezahualcóyotl ascendió en el escalafón magisterial en los tiempos del gobernador Alfredo del Mazo González -tío de Enrique Peña-. Cuando fue víctima de su defenestración al interior del PRI hace casi seis años, Gordillo recibió el cobijo del entonces aspirante presidencial Arturo Montiel. El encono con Roberto Madrazo mostró los afectos de la maestra por la clase política de Atlacomulco, el grupo del que niegan su existencia pese a su evidencia.
El único «pero» que le pone Gordillo a Enrique Peña es su cercanía con el ex gobernador Emilio Chuayffet, el mismo hombre que se interpuso en su camino y la reemplazó como coordinadora del Grupo Parlamentario del PRI en 2004 en San Lázaro. El empoderamiento de Chuayffet en este 2011 como Presidente de la Mesa Directiva en la Legislatura Federal, tiene inconforme a Gordillo, porque sabe que esa posición es parte del engranaje político que respalda el proyecto presidencial del peñismo. La maestra, reconocida por sus afectos al revanchismo, puede tomar decisiones en torno a su enemistad pronunciada con el ex secretario de Gobernación.
La efectividad electoral de Gordillo se ha vuelto dudosa en últimas fechas. El domingo pasado, en Michoacán, se topó con pared y perdió pese a su apoyo a Luisa María Calderón -hermana del presidente de México-. Pero en la decisión reciente de su franquicia electoral jugará sus cartas no sólo con quien adelanta en todas las encuestas, sino que además está en la posibilidad de ampliar sus cotos de poder en el sistema bicameral que predomina en el país, a través de la Cámara de Diputados y el Senado de la República.
La alianza del PANAL con el PRI incluye 126 diputaciones federales, de las cuales 24 posiciones corresponden al partido del magisterio. Además de 20 fórmulas senatoriales, donde 4 espacios corresponden al PANAL. En los 24 lugares para ir a San Lázaro no se descarta a los mexiquenses Lucila Garfias, Antonio Hernández Lugo y Eynar de los Cobos, que se hicieron diputados locales por una alianza electoral en 2009. Muy pronto, la Legislatura Estatal se llenará de suplentes que cobrarán por unos meses.
La fuerza política del PANAL en el Estado de México se explica en su integración en San Lázaro. Aunque en lo oficial se muestra que de sus siete diputados federales sólo uno es mexiquense, la vecindad de dos de ellos manifiestan lo contrario. Gerardo del Mazo, lleva en el apellido la muestra de su origen, que aunque se acredita como legislador del Distrito Federal tiene ligas indisolubles al Grupo Atlacomulco. Otro caso en particular es Jorge Kahwagi, residente en la exclusiva zona de Interlomas, aunque se convirtió diputado plurinominal por el Distrito Federal. La lista la completa Pilar Torre Canales, que se acredita como legisladora por el Estado de México.