Improvisación, amiguismo y cuotas de poder fue lo que imperó en la designación del gabinete de Eruviel Ávila Villegas. A casi veinte días de haber asumido el cargo, diversos secretarios designados por el nuevo gobernador muestran síntomas de haber llegado al mismo por su amistad con el mandatario en turno, aunque de las áreas a las que fueron enviados sólo conozcan el nombre. Por ahora, las acciones más significativas de los nuevos secretarios del Estado de México es solicitar renuncias a diestra y siniestra, para colocar a sus colaboradores cercanos, o a aquellas personas a quienes se les prometió un lugar por su trabajo proselitista.
Casos pronunciados hay muchos. Carlos Alberto Cadena lleva veinte días declarando a los medios de comunicación, que ahora sí, será la próxima semana cuando ya se anuncien acciones concretas en el área ambiental. Quienes colaboraban con él desde desarrollo económico, migraron posteriormente a desarrollo metropolitano, y ahora despachan medio ambiente. Especialistas en «todología» dan tumbos en sus declaraciones, en sus acciones y en sus buenas intenciones.
En la Agencia de Seguridad Estatal, próxima Secretaría de Seguridad Ciudadana, Salvador Neme Sastré reconoció públicamente «no tener experiencia» en los temas de seguridad pública. El discurso recurrente de Eruviel Ávila sobre hacer un frente común contra la delincuencia, y de actuar de manera firme contra los criminales, no encuentra congruencia, ni lógica cuando se pretende improvisar en los mandos superiores, y se apuesta por el continuismo de su director de seguridad pública, Rogelio Cortés, captado en meses recientes dando clases de extorsión a sus elementos de tránsito. La novatez de unos, y el colmillo de otros, no dan buenas señales.
En el despacho de la secretaría de Educación, parece que aún no se nombra todavía secretario. Raymundo Martínez Carbajal no está a gusto en su encargo. Sale de gira todos los días para acompañar a su jefe Eruviel Ávila. Parece que se quedó con la espina clavada de fungir como secretario particular del mandatario mexiquense, y actúa como tal pero de facto. Poco acercamiento hasta ahora ha tenido el titular de Educación con las áreas sensibles a su encargo: sindicatos, rectores de universidades, sociedades de padres de familia, entre otros, pasan desapercibidos en la agenda de Raymundo Martínez. ¿Desconocimiento, omisión o negligencia?
Y así, la lista de yerros parece interminable. El «gabinetazo» de Eruviel Ávila, rememorando aquella palabra acuñada en el foxismo, no ayuda en nada a tener buena imagen del originario de Ecatepec de Morelos. Las señales para ciertos sectores del poder público no son favorables. Empresarios, sindicatos, poderes fácticos y demás, muestran su preocupación en el ajuste de fuerzas frente al nuevo gobierno. Lo que sí queda claro, es el inmediato desmarque que ha pretendido realizar Eruviel Ávila respecto de su antecesor Enrique Peña Nieto.
A propósito de desconciertos. La clase política del priísmo brincó de susto, luego de la reverencia con la que actúo, y con la que se refirió el gobernador Eruviel Ávila al presidente Felipe Calderón, en su gira por el Estado de México el pasado martes. «Tenemos en usted un gran aliado», le dijo Ávila a Calderón. La frase cayó como balde de agua fría en el círculo cercano del aspirante Enrique Peña Nieto, que ven en Calderón al principal detractor del mexiquense.