México vive en una democracia simulada. Una ley inoperante, flexible, vulnerable, interpretativa, y partidos políticos y candidatos dispuestas a violarla en su lucha por el poder. La validación de los comicios presidenciales, y la inminente declaración de Enrique Peña como Presidente electo no dejan contento a nadie, ni a los mismos priístas, mucho menos a los lopezobradoristas, ni a los consejeros electorales o los magistrados sumidos en el desgaste institucional. La incredulidad lo inunda todo.
La laxitud de la legislación electoral quedó expuesta. Los partidos políticos son cómplices porque le apuestan a la trampa. Todos comprando el voto. El rebase de tope de gastos de campaña que no invalida el resultado porque todos acuden al despilfarro. Los medios de impugnación tan débiles en su argumento y tan fuertes en sus exigencias mediáticas. Los medios de comunicación con un intervencionismo sin límites. Dueños de un poder fáctico ejercen influencia, manipulan contenidos, venden entrevistas, disfrazan facturas, se acercan al poder formal y a veces lo arreban.
Los consejeros electorales y magistrados cuidan su puesto. Son parte del poder. Atados a sus intereses, los políticos y los económicos. Sabedores de sus limitaciones, simulan, y todo es un espectáculo ya determinado. El IFE que regula con tibieza. Los críticos del sistema, hoy lo legitiman, son parte del régimen infranqueable. El Tribunal sentencia a petición de parte. La izquierda que juega con la ley para mantener vivo su movimiento. López Obrador que ya se ve haciendo campaña, otra vez en 2018.
Y el PRI que defiende la argucia. Festeja el nuevo “haiga sido como haiga sido”. Los Monex que sólo será anécdota. La coacción del voto tan añeja como las elecciones. La estructura que permanece inerte. El clientelismo que es consustancial al priísmo. La burla de lo que está prohibido. Televisa que es el nuevo poder, los priístas se convirtieron en soldados de la televisión. El pago de cuotas que está por venir. La transición ya está en la bolsa. El botín regresa a las arcas del “partidazo”, del PRI.
El PAN está herido de muerte, y busca negociar hasta con el diablo. Su pasado es presente, y su presente es pasado. A la oposición de nuevo. El Movimiento Yo Soy 132 que se desinfla. El estallido social inexistente. La mayoría de la sociedad pasiva porque ni siquiera fue a votar. La protesta como parte de una moda. Las consignas en las calles y los Trending Topics del twitter. El nuevo plantón que representa dar RT. Los medios que dan voz a los sin voz porque también fueron derrotados.
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Vaya error el cometido por el gobernador Eruviel Ávila. Alguien le pasó mal el dato de que el medallista paralímpico Arnulfo Castorena era patrocinado por el Estado de México, cuando el nacido en Guadalajara está becado en Jalisco. El mandatario, subió la felicitación a sus redes sociales, y la andanada twittera se abalanzó en la crítica severa. Rápidamente se eliminó el comentario, pero el daño ya estaba hecho. Mientras que Arnulfo ya tenía una casa gratis, pero como dijera el clásico: “era suya y la dejó ir”.
La reventa está a todo lo que da alrededor de La Bombonera. El partido Toluca vs América busca hacer el agosto en el mes de referencia. El círculo vicioso sigue ahí. La directiva que proporciona los boletos, lo revendedores que hacen el negocio, y la autoridad municipal cómplice del agravio. El ayuntamiento de Toluca ni se inmuta, para Guillermo Legorreta, la capital mexiquense es la tierra del nunca jamás.
