Si a alguien no le conviene la reinstauración del viejo régimen ese es Eruviel Ávila Villegas. El gobernador del estado sueña con que, tan pronto comience el proceso de transición, le den “luz verde” para sentarse cómodamente en la silla de la gubernatura, y ejercer el poder a su modo. Sin embargo, los apostadores y expertos en política, le han dicho al oído a Eruviel, que hoy más que nunca, el gobernador del Estado de México se convertirá en un empleado del Presidente de la República electo. ¡Viva el rey!
“Me quedo los seis años” dice Eruviel Ávila en pública y en privado. Busca acallar con prontitud el rumor que lo aqueja desde hace un año, sobre su salida de la gubernatura para nombrar un interino. La manera en que Eruviel Ávila se hizo de la candidatura a gobernador, sin ser el delfín de Peña Nieto, supone un cobro de facturas por parte de quien hoy tiene un pie en Los Pinos. Detrás de esa amenaza, se asoma el viejo régimen con todas sus formas: componendas, concertacesiones, facultades metaconstitucionales y un poder omnímodo que lo puede casi todo, hasta la remoción de gobernantes.
Incluso, algunas voces advierten que la derrota de Cadena Morales está vinculada a que se convirtió en el principal pilar de la candidatura de Eruviel Ávila. Fue Manuel quien amenazó con el rompimiento del Valle de México si el abanderado a gobernador no recaía en el entonces alcalde de Ecatepec. Luego su derrota, se interpreta como un cobro de facturas del ex secretario de gobierno Luis Miranda y Antorcha Campesina, quienes operaron en contra del ex senador de la República, para que vendiera caro su derrota. Lo que no queda claro es si el cobro de factura quedó ahí, o es una llamada a “Juan” para que los escuche “Pedro”.
Sin embargo, aún priva un ambiente de gran confusión, tensión e inconformidad en el cuartel de Manuel Cadena. El tercer lugar de las urnas, en la elección de Presidente Municipal de Texcoco lo tiene aturdido. No ata ni desata el poderoso secretario general de gobierno del montielismo. Sus allegados, incluido su hijo Carlos –secretario del Medio Ambiente con Eruviel- veían en la elección texcocana el trampolín para saltar de nueva cuenta a la competencia por la gubernatura. La derrota lo tiene devastado, sin duda. En política no hay muertos, pero éste tiene toda la apariencia.
A propósito de grandes fracasos, ahí está el caso de Guillermina Casique Vences, quien salió derrotada por la diputación local de Tejupilco. Iba por su tercer cargo de elección en fila, y los votantes la castigaron. La otrora líder de los campesinos mexiquenses se enfrentó a su propio lastre político, y no pudo más refrendar su “cacicazgo”. Guillermina es otro caso emblemático de los “montielistas” que sólo no pudieron, o se confiaron en exceso con que el efecto “Peña Nieto” sería suficiente para ganar en las urnas.
——-
Plana Mayor se deslinda categóricamente de que los contenidos difundidos en nuestra página de Internet aparezcan en el periódico “El Informante”. Lamentamos profundamente que, a partir de nuestra información –contenida en notas y columnas-, se haga un uso lastimoso para sacar provecho noticioso, comercial y de otra índole con base en el prestigio editorial que nos respalda.
Condenamos el plagio informativo del que nos hemos percatado, y del cual somos ajenos, ya que nuestra única plataforma de difusión es esta página de Internet, y nuestras cuentas en redes sociales. Plana Mayor no tiene en su interés, ni cuenta por ahora, con un medio impreso que reproduzca nuestros contenidos. Agradecemos de antemano a nuestros lectores su confianza.