Toluca, Edomex. 29 de noviembre de 2016.- Hay dos centros políticos de donde surgirá el próximo candidato priísta a gobernador. Huixquilucan y Metepec, aparecen como los escenarios de mayor protagonismo de los últimos 15 años. La clase gobernante se ha asentado en los municipios de mayor plusvalía inmobiliaria, para empujar desde ahí los cuadros políticos de mayor influencia. Salvo una inusitada sorpresa, la candidatura priísta provendrá de uno de esos municipios, donde los aspirantes ya han desempeñado cargos electorales.
Por Huixquilucan aparecen Alfredo del Mazo Maza, Carlos Iriarte Mercado y Alfonso Navarrete Prida. Los tres ya acumulan por lo menos un cargo de elección. En la zona más prominente del Valle de México, con amplia ascendencia de la comunidad judía y la clase empresarial más influyente no sólo de Estado de México sino del país. Los tres, por coincidencia, hicieron campaña juntos en 2009 cuando uno quería ser alcalde, el otro diputado local y el último legislador federal. Hoy compiten por separado por la candidatura priísta.
En Metepec destacan Carolina Monroy del Mazo, Ana Lilia Herrera Anzaldo y Ernesto Nemer Álvarez. Las mujeres ya fueron alcaldesas. Ernesto fue diputado local. En Metepec vive la clase gobernante de mayor influencia en el estado. Es la capital económica de la entidad. Las oficinas más nuevas y modernas del gobierno se construyen o alquilan en este municipio. Hoy la élite política de Metepec ha desplazado en influencia a la clase gobernante que se quedó a residir en Toluca, una capital vetusta y con poco poder de decisión.
A pesar de vivir en Huixquilucan o Metepec, una eventual candidatura de Alfredo del Mazo Maza o de Carolina Monroy del Mazo sería la reivindicación del Grupo Atlacomulco, que a pesar de tener a uno de los suyos sentado en Los Pinos, se ha quejado sistemáticamente de agravios en el mandato de Eruviel. La élite de Atlacomulco busca recuperar el terreno perdido en el último sexenio. En esa lógica, quienes están más cercanos al Grupo Ecatepec se van quedando atrás en la recta final de la candidatura.
—————–
El PRD mexiquense está siguiendo el manual para desacreditar la alianza con el PAN. En un ánimo defensor de la izquierda, lo que en realidad ejecutan las tribus del perredismo local, es hacerle el trabajo sucio al priísmo. Eliminar una posibilidad de coalición opositora, le pone una ventaja suficiente al PRI para pensar en que gobernará otro sexenio el estado más poblado del país. Por contradictorio que parezca, un gobernador priísta es garantía para el perredismo de mantener sus cotos de poder en el oriente mexiquense.
Una oposición dividida es la fórmula para que al PRI le sea suficiente con su voto duro para ganar la elección. Mientras PRD y PAN sufren de la indecisión, el PRI avanza en armar sus estructuras electorales. Sin importar quién sea el candidato, el partido en el poder ya diseña, recluta y planea los votos que necesitará en junio próximo para llevarse el triunfo. Podrá ser poco eficiente como gobierno, pero es un partido experto en ganar elecciones.
Comentarios a contacto@www.planamayor.com.mx
