Toluca, Edomex. 29 de abril de 2015.- Falta un par de días para el arranque formal de las campañas electorales locales, donde el principal desafío se concentra en la rigurosa fiscalización de los gastos que emprenderán los candidatos. Tal y como ocurre en las actuales campañas de los diputados federales, se privilegiarán los recorridos casa por casa y el toque de puertas. Al menos, de entrada, parece que evitarán tanto despilfarro del dinero público, y de otro tanto de procedencia indefinida.
Los grandes eventos y mítines multitudinarios no tendrán cabida. Un gran arranque de campaña representaría gastarse casi el 20 por ciento del tope de gastos. En la estrategia electoral, dependiendo del tamaño del municipio, los candidatos a alcaldes deberán sujetarse a determinado número de bardas, espectaculares y vinilonas, para ajustar sus gastos a los costos fijados por el Instituto Nacional Electoral, y que en la suma total, deben cuidar de no rebasar su tope de gastos. Los candidatos acostumbrados a gastar, hoy están preocupados por hacer campaña.
La brecha digital vista como una honda preocupación de los desafíos sociales de reciente ponderación, parece agravarse con las nuevas disposiciones legales. Para un municipio mediano, de características semiurbanas, la puesta en marcha de una página web para conocer al candidato se vuelve inviable. Los costos estimados, representarían casi el 10 por ciento de sus gastos de campaña. Las campañas digitales, en todo caso, deberán limitarse al uso de redes sociales, dejando es desventaja hasta de acceso a la información a los municipios más marginados.
La oposición, apostará a registrar todos y cada uno de los gastos que sean públicos de los candidatos oficiales. Como nunca antes, la elección pudiera terminar en tribunales en un intento por invalidar los resultados de las urnas, y ganar sobre la mesa algunas alcaldías. De ese tamaño es la preocupación de los candidatos que van como punteros, y también en eso consiste la ocupación de los opositores, para desacreditar desde ahora los eventuales triunfos del partido en el poder.
Otra vez la ciudadanía fue timada. No existirán ahorros en los gastos de campaña y sólo se enfrentará a nuevas simulaciones. La democracia no alcanza a que sea la población quien conlleve la toma de decisiones, y el poder sigue concentrado en un puñado de políticos, encumbrados en una élite en el poder, que actúa en el ejercicio del gobierno como una lamentable herencia dinástica. De las campañas, simplemente se puede esperar muy poco, aunque en realidad el electorado parece no esperar nada.
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