Toluca, Edomex. 28 de julio de 2015.- Eruviel Ávila aprendió muy bien de sus antecesores Arturo Montiel y Enrique Peña Nieto sobre la creación constante de secretarías y dependencias como parte del empoderamiento natural y el ascenso en la carrera política de sus más cercanos colaboradores. En los últimos 15 años, los ajustes a su gabinete forman parte del ejercicio del poder público y de atender a componendas políticas por encima del interés natural de la administración pública. Se privilegian los intereses de la élite gobernante mediante un fortalecimiento en la esfera del poder.
En su oportunidad, Montiel creó la poderosa secretaría de finanzas y administración para empoderar a Luis Miranda, hoy instalado en la subsecretaría de gobernación. Desde la gubernatura, Montiel creó las secretarías de salud, turismo, agua y desarrollo metropolitano en cuyos encargos promovió a sus más cercanos como Guillermo Ortiz, Laura Barrera, Benjamín Fournier y Pablo Bedolla. En cada trazo de su gabinete, Montiel formó un grupo político que hasta hoy ejerce influencia y le permite erigirse con liderazgo en la política activa.
Enrique Peña por ejemplo, creó la Agencia de Seguridad Estatal para salir al paso de la ya acentuada crisis de seguridad, que asumió entonces Wilfrido Robledo y terminó en el desastre autoritario de San Salvador Atenco. También en el peñismo se creó el Instituto Mexiquense del Emprendedor para impulsar la carrera política de Alfredo del Mazo Maza, quien se instaló en la antesala por la gubernatura. Del Mazo Maza hoy se ha convertido en factor de influencia entre la clase política del estado, en una carrera política tan vertiginosa como la de Peña Nieto.
Hoy, Eruviel ha decidido hacer de Erasto Martínez un personaje de amplia influencia en la toma de decisiones del ejercicio presupuestal desde la creación de la secretaría de infraestructura. Ávila también creó la Secretaría de Seguridad Ciudadana, pero nunca pudo imponer a alguien de su entera confianza y luego fue obligado a recular de su decisión. Eruviel creó la consejería jurídica que promueve a Luz María Zarza, envuelta en conflicto de interés con OHL. De un plumazo, el ecatepense ya desapareció las secretarías de obra pública y desarrollo metropolitano creadas por Montiel.
En casi tres lustros, a pesar de las modificaciones a la burocracia mexiquense, en los hechos no existen evidencias tangibles de un ejercicio del poder más eficiente. La toma de decisiones de los gobernantes se avoca a la inmediatez y la coyuntura. Proliferan los favores políticos sobre la clase gobernante. Se acrecienta la burocracia sin que ello signifique mejores servicios públicos o una mejor calidad de vida para los mexiquenses. Los cambios sólo son cosméticos de un sexenio a otro. La clase política vive en otra realidad.
En la legislatura carecen los espacios de contrapeso. Todo lo que propone el gobernador se avala sin cuestionamientos. La legislatura hace mucho que ha dejado de disponer para sólo obedecer. No existe la división de poderes. Falta el debate y la deliberación. Ni siquiera es necesario el lobbying entre los grupos parlamentarios. La oposición es acomodaticia. La nueva secretaría de infraestructura es parte de esa demostración. El Poder Ejecutivo también legisla sin recato. El gobernador actúa como un virrey.
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