Toluca, Edomex, 27 de febrero de 2024.- Han pasado cinco años desde que el expresidente, Enrique Peña Nieto abandonó el país, y se refugió en Madrid, España, producto de una severa defenestración política que ha llevado al priísmo nacional a sus peores resultados electorales a lo largo de su historia. Sin embargo, por increíble que parezca, la narrativa electoral que se aproxima no se enfocará para denostar al peñismo; tampoco para rescatar algún aspecto de su mandato. Desde ahora, se puede anticipar que será el obradorismo en contra del calderonismo, éste último ha comenzado a inundar de colaboradores las campañas de Xóchitl Gálvez y Santiago Taboada.

También llama la atención que, a seis años de distancia, solamente Aurelio Nuño aparece como una posición -la novena del listado plurinominal de la quinta circunscripción-, para eventualmente formar parte de la Legislatura Federal. El círculo cercano del peñismo no aparece en la toma de decisiones de su partido, ni siquiera en el Estado de México, entidad que lo catapultó en su carrera hacia Los Pinos. Tampoco encontrará lugar en las candidaturas del proceso electoral local. Vendrán otros años más en el ostracismo.

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Han comenzado las pruebas del tren interurbano México – Toluca a la altura de Santa Fe, sin embargo, su puesta en operación va muy tardía. En septiembre pasado, cuando el presidente López Obrador inauguró la primera etapa de Zinacantepec a Lerma, anunció un precio de 15 pesos, cuya tarifa quedaría fija hasta el mes de junio -fecha de la elección-, en una estimación de que toda la obra sería inaugurada en el mes de enero. Tendría cinco meses para mantener cautivos a miles de pasajeros, que harían el recorrido completo por un costo muy accesible. La obra sigue en construcción.

Las campañas electorales comienzan el viernes, y todavía no hay fecha para la inauguración del tramo que correrá de Zinacantepec hasta Observatorio en la Ciudad de México. La tarifa electorera podría ser inexplotable.

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En el PRI hay varios escenarios posibles hacia las elecciones. La dirigencia actual confía en obtener un resultado positivo, pero sobre todo retener el contro político del partido por los próximos seis años. Sin embargo, la decisión de Alejandra del Moral de hacerse a un lado, podría tener una razón de fondo, pues si la presidencia de Ana Lilia Herrera es incapaz de al menos replicar los triunfos alcanzados en el 2021, se habrá caído el mito de la militante victoriosa. Y entonces, el círculo de Alejandra reclamaría su participación en la renovación de la dirigencia estatal priísta.