Toluca, Edomex; 24 de octubre de 2022.- Las piezas de la alianza prianista se van acomodando. Las élites políticas panistas sostienen que, una vez definidas las corcholatas: Alejandra del Moral (PRI); Enrique Vargas (PAN); Omar Ortega (PRD), resulta urgente acelerar las mesas de una eventual negociación, que permita consolidar los gobiernos de coalición el año entrante.
El panismo mexiquense, asume que el diálogo podría llevar varias semanas, porque en el proceso de concertación se deberán plasmar acuerdos encaminados a 2023 y 2024. En lo inmediato, el PRI pondrá sobre la mesa que en el Estado de México deberá postular a una mujer; y eso descarrilará cualquier intento de madruguete. Alejandra del Moral habrá consolidado así, su eventual ungimiento.
En el español más simple: los panistas quieren asegurar posiciones en el gabinete de ganar las elecciones de 2023; pero como blindaje hacia el futuro, negociar desde ahora, posibles candidaturas de las elecciones locales de 2024.
Lo cierto es que, en el PRI, apenas si pueden concentrarse en las posiciones más inmediatas, poco pueden vaticinar de quién tendrá el control del partido una vez pasada la elección; ya sea que se gana o se pierde. El futuro es muy incierto.
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Adán Augusto López y Alfredo Del Mazo dieron muestra de civilidad política. Ayer, el secretario de Gobernación estuvo en el Estado de México, y recibió un trato como en casa, hasta pareciera que son de la misma filiación partidista. Contrasta la cordialidad hacia el tabasqueño en un estado gobernado por la oposición; a diferencia de las afrentas abiertas que mantiene con los gobernadores de Nuevo León, Jalisco, Guanajuato y lo que se acumule.
Esta semana, la Legislatura del Estado de México dará su aprobación para que las fuerzas armadas permanezcan en las calles hasta 2028. Se prevé el voto en contra de panistas, perredistas y emecistas; cuyo rechazo únicamente quedará como una negativa marginal y testimonial, sin mayores consecuencias.
Del Mazo mantendrá una relación institucional con el gobierno de López Obrador hasta el final del sexenio; muy a pesar de la batalla electoral que comenzará en el mes de enero, y en la cual está en juego el último bastión priísta.
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Ana Lilia Herrera salió como es su costumbre: con mensajes llenos de ambigüedad y sujetos a las múltiples interpretaciones. No declina, no felicita, ni se doblega. Es una incógnita la estrategia que emprenderá hacia el futuro.
Se asume dueña de su capital político. Y siente agraviada por el sistema que ahora no le favorece, aun cuando en todas sus campañas electorales (2006, 2009, 2012, 2021), siempre se ocupó de las mismas formas para alcanzar las candidaturas a los cargos de elección que tanto presume.
Su círculo más cercano se mantiene en la incertidumbre; amenazante y sin reconocer ascendencia alguna a favor de Alejandra del Moral.
Esta batalla interna, tal parece que apenas comienza.
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