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Peña Nieto y Eruviel. El montielismo su origen. Foto Especial.

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Toluca, Edomex. 22 de julio de 2015.-  Cuando faltan dos años para la sucesión gubernamental del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas no tiene definiciones claras sobre sus posibles cartas afines para sucederlos en el cargo. Todos los análisis políticos apuntan que el ungimiento del abanderado priísta a gobernador de la entidad se definirá en Los Pinos, por tratarse de la tierra del peñismo, aunado a que todas las candidaturas a gobernador del PRI en 2015 se definieron desde la oficina presidencial, siendo César Camacho la ruta de consensos para alcanzar los triunfos electorales. La inminente salida de Camacho Quiroz del CEN priísta adereza el cóctel de la sucesión mexiquense.

Pasado el cuarto informe de gobierno, muchos abren la posibilidad de que Ávila se sacuda algunos de los enviados desde Los Pinos, impuestos en su gabinete el año pasado, como en la víspera lo hizo a la salida de Damián Canales. En esa posibilidad, Eruviel pudiera prescindir de Pepe Manzur, Arturo Osornio y Alejandro Gómez, que llegaron en paquete el año pasado a su círculo cercano. También se anticipa una obligada renovación de la dirigencia estatal del PRI, aunado a la toma de control que ya ha ido bosquejando en su relación con el Poder Legislativo. Eruviel deberá asumir su posición como primer priísta de la entidad.

A nivel municipal, Ávila también deberá definir los alcaldes que asumirán un rol protagónico. Distinto a lo que ocurrió hace seis años, en el 2009, cuando dos ediles llegaron a la recta final de la sucesión -Eruviel y Del Mazo-, ahora los ayuntamientos sólo servirán de apuntalamiento para asegurar una sólida candidatura priísta. Ninguno de los alcaldes electos en junio pasado se avizora con posibilidades de dar el salto a la gubernatura. Desde la legislatura local, ocurre un escenario semejante, no se perfila un hombre fuerte como Peña Nieto hace doce años, cuyo liderazgo le permita tener posibilidades de pelear por la candidatura priísta.

La sucesión de la gubernatura mexiquense, pensando en el candidato del PRI, se mueve así en tres pistas diferentes. Por un lado, y la más natural, entre los integrantes del gabinete eruvielista como condición de la lógica tricolor. Aunque sin ser originario del Estado de México, el hombre más cercano, confiable y empoderado del gabinete es Erasto Martínez, que se convertirá en el cortoplacismo en el titular de la Secretaría de Infraestructura, una estructura burocrática creada exprofeso al servicio del nativo de Oaxaca. Ahí están los afectos de Eruviel y las esperanzas de su equipo de trabajo en la cumbre del poder político desde hace cuatro años.

Otros que también juegan, se moverán o ya lo hacen desde el Congreso de la Unión, en donde se distinguen las senadoras Ana Lilia Herrera y María Elena Barrera, además de los futuros diputados federales Alfredo del Mazo y Carolina Monroy. Hay otro puñado de legisladores federales que también quieren pero están más lejos de poder. Las reglas sucesorias parecerán más claras a partir del reparto de comisiones legislativas en San Lázaro en los próximos meses.

Y un último paquete de aspirantes, pero no menos importantes, son tiradores de la sucesión desde el gabinete federal. Ahí están algunos subsecretarios como Luis Miranda -mermado por la fuga de El Chapo Guzmán-, Ernesto Nemer, o hasta el propio Luis Videgaray cada vez más lejano de la lucha presidencial; así como otros secretarios de Estado como Gerardo Ruiz Esparza y Alfonso Navarrete Prida, ambos con los afectos de Enrique Peña; en donde parece fundamental la definición del futuro dirigente nacional del PRI para la construcción de acuerdos y de una candidatura de unidad.

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