OFF THE RECORD 21-10-2024
Toluca, Edomex; 21 de octubre
de 2024.- Debe ser muy difícil ser panista en el Estado de México. Ayer
domingo, Jorge Romero, candidato a la presidencia nacional del PAN, se reunió
con las cúpulas del partido que dominan la toma de decisiones desde hace una
década. En un encuentro de autoelogios prometieron renovación, con lo
contradictorio que resulta entre quienes han secuestrado al partido y en la víspera,
se apropiaron de todas las carteras de la dirigencia mexiquense encabezada por Anuar
Azar y Leticia Zepeda. Las voces disconformes o la militancia excluida no son
invitadas ni participantes de esta sucesión blanquiazul a nivel nacional. Un
talante autoritario a la vista.
Jorge Romero se cobija
con quienes han llevado al PAN a sus peores resultados desde la década de los
noventa. Se toma fotografías o los lleva en su planilla. Nada queda del corredor
azul de principios del siglo veinte. Tampoco existe aquel panismo que
simbolizaba una oposición: hoy aliado de los priístas atlacomulquenses y displicente
con los morenistas texcocanos. Todo sea por conservar su único coto de poder por
la zona de Interlomas. El panismo mexiquense ha perdido votantes; y está muy
cerca de la desbandada de militantes porque asume que el partido es de una
élite política y sus familias.
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Para dimensionar el peso
electoral de Morena en el Estado de México, basta con identificar una reunión
sostenida el pasado fin de semana por Delfina Gómez con los alcaldes electos de
Ecatepec, Nezahualcóyotl, Ixtapaluca, Texcoco, La Paz, Tlalnepantla, entre
otros. Más allá de la responsabilidad gubernamental que asumirán a partir de
enero, también representan ser los operadores políticos de los municipios más
poblados del estado para el partido guinda. Ahí se construyen las estructuras
electorales para los años venideros. Todos con aspiraciones futuras, no pueden
ni deben dilapidar el capital político con que ganaron.
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El PRD tiene un tanque
de oxígeno que le otorga respiración artificial. Desde los órganos electorales
le han reconocido como partido político local y podrá competir para el 2027.
Las tribus mantienen la disputa por el control interno, y el manejo financiero
que le permita subsistir a su clase política. Poco importa por ahora su ideario
político. En el mediano plazo, ya no habrá alianzas con el PRIAN, porque eso ha
generado cada vez peores resultados. En la actualidad, se mantiene, además,
como una bancada testimonial en el Congreso local.
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Al PRI mexiquense parece
importarle poco o casi nada lo que acontece en el Estado de México. La
dirigencia estatal está más ocupada por tener visibilidad desde el Senado de la
República que por mostrarse como oposición en el Congreso local. Asumen que su
fortaleza reside en el dirigente nacional, todo sea por lograr mantenerse al
frente del priísmo hasta el 2028, y hasta un poco más.