Toluca, Edomex. 21 de mayo de 2015.- Estamos frente a las campañas electorales de menores propuestas y mayores ataques y descalificaciones. Al hartazgo que ya evidencia el electorado respecto de la clase política, habrá que sumar las campañas más desaseadas de al menos la última década. En todo el país proliferan la filtración de llamadas, documentos, propiedades, excesos de la clase política, despilfarro, corrupción, tráfico de influencias, todos cortados por la misma tijera, pero de propuestas, soluciones, ideas, casi nada que rescatar.
El electorado no tendrá que elegir entre las propuestas de campaña sino entre el candidato menos ratero, corrupto o indeseable para cruzar su boleta. La descalificación que la clase política hace de sí misma, es pare dejar sin aliento a los votantes a los que invitan a las urnas. El fuego amigo o enemigo tienen un efecto kamikaze, pues aunque buscan golpear mortalmente al adversario, representan un suicidio político para quienes lanzan esos mísiles. Es vergonzoso, indignante y reprobable el nivel de las campañas para la actual elección.
El espectáculo desplegado en el proselitismo de los partidos obligará a más de uno a optar por la abstención. La elección entonces se decidirá a partir de la movilización de las estructuras. La maquinaria electoral del PRI es innegable y la de mayor capacidad de “acarreo”. Por eso, en todas las encuestas el priísmo se coloca en la punta de lanza de las preferencias. El resto de los partidos busca convencer frente a su incapacidad movilizadora para el día de la elección.
El punto de inflexión es el reducido margen de maniobra con que llegarán a gobernar algunos gobernadores o presidentes municipales, o a legislar diputados federales y locales, cuando sean electos por menos del 20 por ciento de sus votantes en términos reales. La democracia se encuentra en medio de una crisis institucional, la cual ha sido causada por los partidos, y sus candidatos, que no son los mejores, sino los menos peores de las opciones a elegir.
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Quizá en razón del proceso electoral en curso a pocos le importe, pero el gobierno de Eruviel marcha a medio gas en su gestión. En tres dependencias de su gabinete hay encargados del despacho por diversas circunstancias políticas. Erasto Martínez y Adrián Fuentes actualmente andan como operadores electorales del PRI, por lo que renunciaron a las Secretarías de Finanzas y Desarrollo Económico. En ambos casos Eruviel nombró encargados del despacho. La razón, dicen algunos, es que ambos colaboradores de Eruviel regresarán al gabinete concluida la elección.
Otro caso más lo representa la Secretaría de Comunicaciones, cuyo titular Polo Mena renunció tras ser exhibido exigiendo el pago de sus vacaciones a directivos de la empresa OHL. Ayer Ávila optó por designar un encargado del despacho, quizá en espera que desde Los Pinos le manden un reemplazo, o bien porque por ahora que son tiempos electorales, la designación de esa plaza puede esperar un poco más. En todo caso, la prioridad del eruvielismo se encuentra en las urnas, y nada más.
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