Toluca, Edomex. 21 de febrero de 2017.- La campaña electoral en puerta cimbrará las estructuras del poder formal. La semana pasada, Guillermo Legorreta renunció al cargo de delegado federal de la Secretaría de Educación Pública. Su futuro aunque incierto, algunos lo colocan en el partido. Es un alfil de la senadora María Elena Barrera Tapia. Máximo Quintana asumió la delegación de la Semarnat. En las últimas horas, también se pudo conocer que en Metepec, solicitó licencia a su cargo de regidor, Ernesto Nemer Monroy. También el coordinador operativo de comunicación social, Miguel Ángel Ramos abandonó sus funciones. Todos, se advierte, tendrán funciones partidistas.
En la Secretaría de Hacienda presentó su renuncia, Rodrigo Reina, quien de inmediato fue rescatado por el aprendiz canciller, Luis Videgaray. Reina, al igual que su jefe, deberá aprender demasiado del servicio exterior mexicano.
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El Grupo Atlacomulco lo abarca todo. Hasta el último momento, las estructuras del gobierno y las del partido parecen estar al servicio de la clase gobernante originaria del Estado de México. La administración federal y el partido oficial son en esencia una oficina de colocación de empleos. En las próximas horas se formalizará al exgobernador José Murat Casab como secretario general de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP). Paso a paso, el peñismo busca controlar la toma de decisiones del priísmo rumbo a la elección presidencial del año entrante.
Pepe Murat está vinculado personal, emocional y políticamente con Atlacomulco. Apenas el año pasado contrajo segundas nupcias con Aurora Alcántara, hermano del empresario atlacomulquense, Roberto Alcántara. Es además hermana de la diputada federal, Guadalupe Alcántara. La buena suerte de Murat se multiplica, en 2016, su hijo Alejandro Murat se convirtió en gobernador de su natal Oaxaca. Ahora Murat asumirá una cartera que resulta primordial para potenciar el voto clientelar del priísmo.
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Ulises Ramírez podría regresar a su origen. Surgido del PRI, en el mismo grupo compacto del entonces diputado federal, Abraham Talavera, de donde emergieron liderazgos como Rubén Mendoza Ayala y Carlos Iriarte. La imposición de Josefina Vázquez Mota como candidata panista a la gubernatura, ha puesto las condiciones para que Ulises ahora se convierta en un precursor de la candidatura de Alfredo del Mazo. Ahora, el líder del Grupo Tlalnepantla sopesa los escenarios personales para mantener su militancia panista, o dar un golpe de timón a favor del partido en el poder. Su pragmatismo está a prueba.
La eventual salida de Ulises es entendible por su cercanía con Eruviel Ávila. Nadie olvida que en el lejano 2011, cuando Eruviel buscaba la candidatura priísta, presumía su cercanía con Ramírez. Incluso, Ávila asistió a un informe del entonces senador Ulises Ramírez, cuando Eruviel coqueteaba con la posibilidad de formular una alianza opositora de no ser el ungido priísta. Hoy, las circunstancias, los caminos y las coyunturas, han conectado a Ulises con Eruviel, en lo que podría representar la primera derrota para Vázquez Mota antes de que inicien las campañas formales.
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