OFF THE RECORD 20-11-2024
Toluca, Edomex; 20 de
noviembre de 2024.- En poco más de 14 meses, el gobierno de Delfina Gómez ha tenido
ya dos bajas con respecto de su gabinete inicial. Primero fue la dimisión de
Andrés Andrade Téllez; y ayer se confirmó la renuncia de Paulina Moreno García.
En ambos casos, más allá de sus resultados en el servicio público, su salida tuvo
que ver por insidias al interior del círculo cercano que influye en la toma de
decisiones de la mandataria estatal. Ni Andrés ni Paulina encontraron acomodo
en la gestión delfinista. En ambos casos, la fractura con el gabinete
delfinista marcó su prematura renuncia.
La clase política
mexiquense, hoy la de Texcoco y en el pasado la de Atlacomulco, siempre ha sido
recelosa de agentes externos. A pesar de sus diferencias internas, toleran más
la convivencia rijosa entre las tribus morenistas, antes que soportar las
recomendaciones de otros estados. Visto como un mal necesario, lo cierto es
que, en ambas áreas, Delfina Gómez ha optado por un par de funcionarios
externos para encabezar la Seguridad y las Finanzas del estado. No se ha decantado
por las sugerencias de los grupos internos que la rondan.
Andrés Andrade salió
producto de su confrontación con otros miembros del gabinete; y remató con la
frivolidad de sus actos públicos. Fue exhibido de manera permanente en el
espectro mediático y aceleró su renuncia. En el caso de Paulina Moreno, puso en
marcha el plan de austeridad y se apartó de los grupos internos para
administrar el gasto público. Su bajo perfil tampoco le permitió comunicar los
resultados de su encargo. Pudo más el fuego amigo que sus logros como servidora
pública. Hoy ambos forman parte del anecdotario.
En septiembre pasado,
Delfina Gómez anunció que haría ajustes al gabinete estatal, derivado de una
evaluación de resultados en el gobierno. Está claro que Paulina Moreno no era ni
por asomo la de menor desempeño. Hay un puñado de secretarios y secretarias que
siguen aprendiendo de su encargo, mientras las políticas públicas son
insuficientes para las expectativas del gobierno de la transformación. Un
ejemplo claro son aquellos funcionarios que pasan desapercibidos, que tienen
nula aparición pública por sus escasos logros. Hasta ahora, han podido más las
componendas políticas de la gestión delfinista.
La gran expectativa de
las élites políticas es una enorme sacudida al gabinete estatal en función de
dos objetivos: sacar a quienes eran parte de un mero compromiso político en el
arranque del sexenio; para entonces, integrar a diputados federales y locales
-que ya concluyeron su encargo-; así como alcaldes que están por finalizar funciones,
y con ello cumplir con más compromisos políticos. Poco se pone en balance la
experiencia o los perfiles públicos. Quienes insisten y pretenden incidir en
los ajustes al gabinete, son las tribus morenistas. Quitar a unos, para poner a
otros, como mera agencia de colocación de empleo.