Toluca, Edomex. 20 de octubre de 2015.- La salida de Isidro Pastor parece inminente del gabinete de Eruviel Ávila. El exdirigente estatal priísta tiene un pie fuera del equipo de gobierno, y sería sustituido por Gerardo Monroy -un hombre identificado con Pepe Manzur-, cuyo anuncio sería oficializado en las próximas horas o días. Con más pena que gloria, Pastor dejaría el cargo de secretario de Movilidad en un área donde impera la impunidad, el caos y la crisis permanente, por omisión, negligencia y obsolescencia.
El 20 de febrero de 2013, Isidro Pastor Medrano fue nombrado secretario de Desarrollo Metropolitano. Su designación por parte de Eruviel Ávila, fue asumida por amplia clase política como una afrenta por la actitud política asumida por Pastor hace más de una década cuando se opuso férreamente a la candidatura de Enrique Peña Nieto a la gubernatura mexiquense. Pese a todo, Isidro sorteó los avatares y ocupó por más de un año, un cargo de menores atribuciones y de un perfil muy bajo para su acostumbrado protagonismo.
En julio del año pasado, Pastor Medrano fue designado secretario del Transporte, luego convertida en secretaría de Movilidad, marcado por accidentes fatales, que terminaron en tragedia, ya sea por la amputación de extremidades o la pérdida de la vida a las víctimas. Pero Isidro circuló por la complacencia, sin cambiar un ápice las irregularidades y las precariedades en que opera el transporte público. En esa actitud puede explicarse en gran medida la remoción de Pastor en lo inmediato.
Gerardo Monroy, es un hombre que ha crecido a la sombra del hoy empoderado secretario General de Gobierno. Monroy inició su carrera política, casualmente, como secretario particular de Isidro Pastor, por recomendación personal de su jefe político, de apellido Manzur. Luego acompañó a Manzur en diversas responsabilidades políticas en su paso por la Secretaría General de Gobierno, la Legislatura mexiquense y el Congreso de la Unión.
Actualmente se desempeña como director general del Instituto Mexiquense de la Vivienda Social, –donde pidió licencia a principios de este año para convertirse en uno de los operadores políticos en Ecatepec, que ayudaron al PRI a ganar una contienda que, de entrada parecía perdida– . Monroy regreso al Imevis sólo para despedirse pues ya alista sus maletas para incorporarse a la Secretaría de Movilidad. En paralelo, vendrán otros movimientos menores en la estructura burocrática.
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El conflicto político que padece Valle de Chalco ha fracturado la buena relación que habían construido desde hace más de un año las dos corrientes hegemónicas del perredismo mexiquense, Alternativa Democratica Nacional (ADN) de Héctor Bautista y Nueva Izquierda, (NI) mejor conocida como «los Chuchos» que en la entidad comanda Javier Salinas.
ADN respalda la indigna postura de Jesús Sánchez Isidoro, quien no se conforma con ser diputado local, sino que ahora quiere paralelamente, ejercer el poder desde la presidencia municipal de Valle de Chalco; mientras NI quiere anticipar su llegada al poder en este municipio a través del suplente Fernando Ruiz Razo, y pelean administrar los pocos recursos que quedan para el final de la administración.
Ambas tribus han iniciado una lucha de fuerzas por demostrar quien cuenta con más poder en el estado, y quien termina por imponer a su alcalde en uno de los municipios con mayores rezagos del Estado de México.
El pacto de no agresión y de respeto que permitió que el partido avanzara en las urnas en los comicios del pasado 7 de junio, parece dinamitarse, pues ninguna de las dos corrientes cede en Valle de Chalco.
En el PRI se frotan las manos ante la posibilidad de que el Tribunal Electoral revierta el resultado y le conceda en la mesa el triunfo para gobernar este municipio en los próximos tres años.
Los perredistas se empeñan en exhibir sus insaciables ambiciones de poder, mientras los priístas no se cansan en alentar una absurda guerra al interior del partido del sol azteca, que no hace bien a nadie.
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