Toluca, Edomex; 19 de julio de 2022.- En apenas catorce meses, el priísta Alfredo Del Mazo habrá concluido su sexenio, marcado por imprevistos que determinaron el accionar de su mandato: un sismo recién estrenado su gobierno; un colapso electoral para su partido; una pandemia sin precedente reciente y una desaceleración económica durante los últimos meses.
El reto por delante es incierto, con una elección que, sin importar su resultado, tendrá un calificativo histórico: por un lado, puede trascender como el gobernante que fue capaz de retener el poder público en la peor crisis electoral del PRI nacional; o bien, como un mandatario demócrata que posibilitó la alternancia política tras casi cien años de hegemonía priísta en la entidad.
Por ahora, Del Mazo alista lo que será su penúltimo informe de gobierno, que deberá rendir en el mes de septiembre entrante, en lo que tradicionalmente también marca el banderazo oficial hacia la sucesión por la gubernatura, en cuyo proceso resulta sustancial la elección del candidato de su partido.
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En la Secretaría de Desarrollo Social, ajustes van y vienen, pero quienes operan y ejecutan el programa insignia del Salario rosa, no encuentran explicación para que no se haya modificado un ápice el poder que detenta Eduardo Flores en la conformación del padrón de beneficiarios. Los que saben, advierten que, en su mayoría, los apoyos a amas de casa han sido destinados a expresiones ajenas al priísmo por orden directa de este funcionario; quien una y otra vez, ha tergiversado la información a sus superiores para mantenerse en el cargo.
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En el Partido del Trabajo cada seis años sale a relucir el mismo perfil como su posible candidato a la gubernatura: Óscar González Yáñez. Resulta inconcebible que, a lo largo de veinte años, un partido político haya sido incapaz de construir cuadros políticos competitivos, reconocibles y una plataforma electoral rentable. Quizá por esa misma razón, su única apuesta de manera anticipada sea una alianza con Morena, en la que incluso, por el momento coyuntural tenga posibilidades de contribuir al triunfo en 2023.
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Uno de los grandes activos del priísmo, tras la elección intermedia, tenía su apuesta en el alcalde de Toluca, Raymundo Martínez; sin embargo, con prontitud ha incumplido no sólo las promesas de campaña, sino las expectativas políticas que había a su favor. A pesar de ser el presidente municipal de la capital mexiquense no ha sido arropado por el gobierno delmacista -quizá por su cercanía con Eruviel-. A siete meses de su ascenso al poder, se vislumbra como un personaje desdibujado y de bajo perfil.
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