Toluca, Edomex. 18 de octubre de 2016.- El fuego amigo por la sucesión de la gubernatura mexiquense se ha intensificado. Ayer en redes sociales, surgió un nuevo trending topic denominado #LadyTesis, acuñado en referencia a la secretaria de Educación, Ana Lilia Herrera Anzaldo, de quien se cuestionó su proceso de titulación de la licenciatura en comunicación por la UNAM. Herrera se habría titulado en el año 2012, cuando ya había ocupado los cargos de secretaría de Desarrollo Social, diputada local y alcaldesa de Metepec. Lo extraño, es que en los registros bibliográficos de las bibliotecas de la UNAM no hay indicio de la tesis de Ana Lilia, y ha levantado una suspicacia sobre su proceso de titulación.
Cerca de la media noche, Herrera hizo frente a las críticas que enfrentó en redes sociales. Mostró su tesis físicamente, y admitió su tardío proceso de titulación. La controversia educativa no es una situación nueva en la historia de vida de Herrera. Ya en 2009, se había denunciado una presunta usurpación de funciones de Ana Lilia, quien se habría ostentado como licenciada entre los años 2002 y 2003, e incluso firmado documentos oficiales, a pesar de que logró su título profesional hace apenas cuatro años.
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El Estado de México se tiñó de rojo, en una jornada de cruenta violencia, que desnuda de cuerpo entero el problema inacabado de la inseguridad. Por la mañana, en el cosmopolita municipio de Metepec, fue acribillado un juez federal presuntamente por las implicaciones de su trabajo. Por la tarde, en el rural Jocotitlán, tres agentes ministeriales pierden la vida en una preparatoria tras enfrentarse a balazos con un presunto criminal. La entidad mexiquense se convirtió en nota nacional a consecuencia de un sangriento escenario que desdibuja la realidad del quinto informe de Eruviel Ávila.
El mayor fracaso de Ávila es la inseguridad prevaleciente. Hace un par de años, de la mano de Miguel Ángel Osorio Chong le corrigieron la plana a Eruviel, y de paso le compusieron su gabinete. Ahí llegaron José Manzur Quiroga y Alejandro Gómez Sánchez como parte de la solución. Pero los enviados desde Los Pinos no traían varita mágica, y la realidad les ha topado de frente ante un alto índice de ejecuciones, una estadística criminal escalofriante y una percepción de inseguridad más aguda que hace dos años.
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Hay un tema social que puede imponerse en el debate electoral del año entrante por encima de la inseguridad. Se trata de la corrupción de la clase gobernante, en donde los actores políticos alistan ya sus misiles de ataque, para empujar con fuerza el debate hacia el tráfico de influencias, el enriquecimiento inexplicable y el conflicto de interés. Aunque no hay partido político que salga bien librado de la quema corruptora, el priísmo podría ser el más perjudicado en esa vorágine de ataques, donde está demostrada una connivencia entre una élite política y la clase empresarial. Los peores escándalos de riqueza patrimonial están por contarse.
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