Toluca, Edomex; 18 de septiembre de 2023.- Durante los últimos cinco sexenios, el gobernador en turno ha definido y rediseñado a su manera, el entramado de los gabinetes regionales, mediante los cuales se delegaban tareas a funcionarios de alto nivel -secretarios y subsecretarios- para acercar programas sociales, acciones de gobierno y obras públicas a los 125 municipios de la entidad. Lo cierto es que, también su instrumentación tenía como propósito un aspecto clientelar que terminaba por beneficiar a los alcaldes priístas.

Hoy, el gobierno de Delfina Gómez deberá determinar si mantiene ese esquema de acercamiento con los municipios, o bien, reinventa los esquemas para que su forma de gobernar pueda llegar a las trece regiones en que los mandatarios priístas habían dividido la entidad. Los gabinetes regionales también promovían a quienes aspiraban a cargos de elección. Y en fecha reciente, eran parte sustancial de las mesas para la seguridad. El sexenio morenista debe evaluar qué del régimen priísta le conviene mantener, o bien, eliminarlo para darle su propio estilo al momento de ejercer el poder público.

Como parte del proceso de transición, en la Secretaría General de Gobierno se decidió desaparecer alguna parte de los expedientes que evidenciaban el aspecto clientelar de los gabinetes regionales. Mientras que, los gabinetes regionales -definidos en el resto de las Secretarías- elaboraron una lista de obras y compromisos pendientes a desarrollar en el resto del año, que pudiera convertirse en parte sustancial para el plan de cien días de la gobernadora Delfina Gómez.

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En la última semana del gobierno delmacista, se ha tomado la difícil decisión de que Eric Sevilla renuncie a la dirigencia del PRI en el Estado de México. La derrota electoral por la gubernatura, ha dejado un costo político irremediable para el presidente del tricolor. Sin embargo, existe una premura por ejercer el relevo en el comité estatal con dos fines inmediatos: el delmacismo buscará mantener el control partidista -antes que cederlo a los diputados federales-; y que el nuevo dirigente sea el interlocutor de la alianza prianista local, y por tanto, quien defina la repartición de las candidaturas a alcaldes y diputaciones locales para 2024.

Ahora bien, lo más complicado para el grupo político de Alfredo Del Mazo es la carencia de cuadros políticos con ascendencia en el partido. Cerrarle el paso a los otros exgobernadores representa un riesgo mayor de fractura. El grupo de legisladores federales ha comenzado un discurso en rebeldía, porque asumen que ya no existe primer priísta en el estado, y cualquiera puede asumir el liderazgo del partido, sin someterse a lo que digan desde Palacio de Gobierno. Pero falta por ver, si desde el régimen morenista inciden en el futuro del priísmo local, como ocurrió cuando López Obrador favoreció a Alejandro Moreno.

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