Toluca, Edomex. 18 de marzo de 2016.- La severa crisis causada por la contingencia ambiental que puso de cabeza al Valle de México por casi una semana, tiene su causa en gran medida en la incapacidad de la autoridad por generar alternativas de movilidad, que incluya entre otras cosas, un eficiente sistema de transporte público. Todos los proyectos de infraestructura apuestan al uso del vehículo particular, lo que ha derivado en un colapso vial inconmensurable, reflejado en altos e insostenibles índices de contaminación.
La responsabilidad es compartida. Todos los gobiernos planean y diseñan en el cortoplacismo. De parche en parche buscan dar viabilidad a lo urgente. El gobierno capitalino construyó segundos pisos y supervías pensando en el automovilista. El Estado de México ha seguido sobre la misma línea. El Viaducto Elevado está diseñado para vehículos particulares. Los grandes proyectos de infraestructura incentivan el uso del automóvil y los resultados están a la vista: una metrópoli colapsada, contaminada y con pocas alternativas.
El diseño de transporte público es limitado, precario, caro, obsoleto y lento. El transporte masivo es visto como una condicionante económica y no como una alternativa de movilidad. En el Estado de México, el transporte de pasajeros es parte del clientelismo electoral del partido en el poder. Viajar en el transporte público no es una opción sino un martirio. Las soluciones se politizan y los problemas se partidizan. Elección tras elección, el transporte público es un tema que se aplaza por conveniencia.
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Todo apunta a que en el gabinete eruvielista se avecinan algunos cambios. Nadie descarte que los posibles ajustes perfilen condiciones o manden señales acerca de la sucesión gubernamental del año entrante. Al menos dos secretarios podrían cambiar de aires o destino. Es la última llamada para que Eruviel mande mensajes de su interés por influir en su sucesor. El Grupo Ecatepec ha logrado un mayor margen de maniobra en el gabinete y es momento de confirmarlo.
Adrián Fuentes podría dejar su cargo como secretario de Desarrollo Económico. El exalcalde de Huixquilucan ocupa esa cartera desde el inicio del sexenio. Su destino puede cambiar sólo de oficina pero seguir cerca del eruvielismo. Adrián ya se fue un rato como operador electoral. De irse, podría continuar su encomienda en el priísmo que ya trabaja en la sucesión mexiquense del año entrante.
Alejandro Hinojosa Velasco, es secretario de la Contraloría desde el sexenio peñista. Con un desempeño opaco, nadie notará si deja el cargo. Buscó convertirse en el titular de la Comisión Nacional Anticorrupción. Cercano a Luis Videgaray, hace mucho no está en el escenario de Eruviel. El elefante blanco contra la corrupción anunciado por Peña Nieto simplemente no se concreta. Hinojosa cada vez observa con mayor lejanía su saltó al Gobierno de la República.
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