Toluca, Edomex. 17 de diciembre de 2015.- Un amplio sospechosismo transcurre en el panismo de Naucalpan a pesar del triunfo de Edgar Olvera como próximo alcalde y el retorno de Acción Nacional al gobierno. El nieto del fundador del PAN, Manuel Gómez Morín parece decidido a incomodar el ascenso al poder de Olvera, aun cuando se encuentra en riesgo su militancia y permanencia en el partido. Lo extraño se determina en que Gómez Morín utiliza los mismos argumentos del candidato perdedor priísta, David Parra Sánchez para denostar al presidente municipal electo.
Tras el triunfo del panista Edgar Olvera, saltó la inconformidad de Manuel Gómez Morín Martínez del Río quien pidió la nulidad de los comicios alegando la falta de residencia efectiva de Olvera en el municipio. El Tribunal Electoral consideró que Gómez Morín no tenía interés jurídico para tal impugnación. El alegato del nieto del fundador del PAN no ha quedado ahí, ahora ha demandado a Olvera ante la Procuraduría General de Justicia de la entidad por el delito de falsedad de declaración y fraude procesal. En paralelo, Gómez Morín enfrenta ya un proceso de expulsión del PAN por ir en contra de sus propios correligionarios, e incluso, de sus triunfos electorales.
El caso tiene mayor dramatismo, en tanto que Gómez Morín ha solicitado que el caso sea revisado por el panista mexiquense, Luis Felipe Bravo Mena, titular de la comisión Anticorrupción del PAN. Bravo Mena es uno de los impulsores de Edgar Olvera, como parte de arrebatarle el poder político al PRI en Naucalpan -donde vive él y su familia-, pero particularmente para incidir en la vida interna del panismo. El golpe de Gómez Morín no parece mera casualidad y esconde otros intereses más allá de la búsqueda de la legalidad que argumenta.
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El Partido del Trabajo está de vuelta. El Instituto Nacional Electoral decidió devolverle el registro tras los resultados electorales extraordinarios del distrito 1 de Aguascalientes. El PT necesitaba cerca de 3 mil votos, cosa que no había alcanzado en los comicios del pasado 7 de junio en ese mismo distrito. Sin embargo, en las elecciones de hace algunas semanas el Partido del Trabajo rebasó los 14 mil sufragios. Con esa resolución, el PT tendrá derecho a prerrogativas por 226 millones de pesos tan sólo del INE, más los recursos que a nivel estatal le otorguen los órganos electorales locales.
De forma extraña, ahora el PRI perdió la elección que ahí había ganado en junio pasado, y empujo al PT a la conservación de su registro. En paralelo, el PRD no registró candidato en la elección para abonar a la votación del PT. De esa forma, el Partido del Trabajo garantizó su permanencia como partido satélite de los intereses más oscuros del régimen político mexicano. Para quien lo dude, ahora el PT irá coaligado al PRI en la elección extraordinaria para gobernador de Colima, en un intento por ampliar la ventaja de un eventual triunfo del priísta Ignacio Peralta.
En el Estado de México, el más feliz es Óscar González Yáñez, controlador absoluto de la franquicia petista. Desde ese mini partido ha logrado permanecer en el poder durante más de dos décadas, y ha logrado repartir posiciones de poder a un puñado de políticos cercanos. Aunque había conservado el registro a nivel estatal, el margen de maniobra de tener un registro como partido político nacional le ha regresado el alma a quien se caracteriza por criticar en lo público pero colaborar en lo privado con el partido en el poder.
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