OFF THE RECORD 17-11-2023
Toluca, Edomex, 17 de noviembre
de 2023.- En las más recientes semanas, con motivo de la designación de
candidaturas de Morena, se ha recalcado que en este partido no existen las
corrientes internas. Desde su fundación, se ha pretendido evitar que la
prevalencia de tribus -como ocurría en las disputas del PRD- termine por
fracturar los acuerdos políticos y por colapsar en el terreno electoral. Lo
cierto es que, los liderazgos que construyeron Morena tienen el mismo propósito
por demostrar su ascendencia y por imponerse en la asignación de candidaturas.
Ese es el objetivo de todos hacia las elecciones de 2024.
Con triunfos y derrotas,
virtudes y defectos, y demás consideraciones políticas, los principales
liderazgos que buscarán favorecer a sus grupos se enumera a Higinio Martínez,
Fernando Vilchis, Juan Hugo de la Rosa, Daniel Serrano, Raciel Pérez, como los
factores de decisión más visibles, pero no son los únicos. La gran diferencia,
respecto del pasado, es que hoy son gobierno y deberán asumir que la toma de
decisiones deberá pasar por el escritorio de la gobernadora Delfina Gómez. Morena
está obligado a mostrar que aprendió la elección.
En esta ecuación, debe
considerarse el factor de incidencia en que se ha convertido Horacio Duarte,
secretario general de gobierno. Al interior del gabinete delfinista se asume como
el jefe de gabinete de facto, quien ha dispuesto de su grupo político en piezas
clave de la estructura de gobierno; y quien también tendrá un amplio margen de
maniobra hacia la designación de candidaturas a alcaldes y diputados locales
para el año entrante. Delfina Gómez ha descansado en su figura un control
político que es tangible y evidente.
Las encuestas son un
proceso de evaluación y legitimación, pero conforme se acercan los tiempos de
precampaña, Morena avanza en la conformación de candidatos únicos -como el
priísta que todos los partidos llevan por dentro-. Eso siempre deja descontentos,
desplazados y damnificados. Grupos políticos que se verán más beneficiados que
otros; y agraviados que buscarán brincar a otras opciones políticas. Es parte,
también, del ejercicio y desgaste del poder.
En Morena, dan por hecho
que las elecciones de 2024, podrían ser tan arrolladoras como los comicios de
2018. Sin embargo, el peor enemigo de un morenista es otro morenista, si no
existe una cicatrización. Las elecciones locales involucran intereses regionales
que pueden ser los incentivos para votar a favor o en contra. Quienes resulten
candidatos no deben caer en excesos: no basta con la marca del partido ni con
el apoyo de su grupo político. La unidad del movimiento es la clave para sus
victorias o derrotas.
En la coyuntura actual,
Morena no sólo deberá lidiar con las corrientes internas -que aunque prohibidas,
sí existen en su movimiento-, sino que además, deberá considerar la asignación
de candidaturas a sus aliados electorales del PVEM y del PT, quienes fueron
sobrevalorados en la reciente elección de junio. La realidad política es que su
aporte es muy marginal, y esa misma será su ascendencia en las elecciones de
2024.
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