En 40 días, iniciará el proceso electoral local del Estado de México. Hasta hace tres años, las elecciones en la entidad mostraban una alta competencia electoral, donde el PRI dominaba con el voto verde; la prevalencia del corredor azul para el PAN; y la hegemonía del cinturón amarillo por parte del PRD. Hoy, la circunstancia es desoladora para la oposición, y al parecer han vuelto los tiempos del carro completo, la maquinaria electoral ha funcionado a tope, primero en 2009, y luego en 2011. El reto para 2012, es mayúsculo, cuando el proyecto presidencial podría incluir a Enrique Peña Nieto.
La redistritación electoral tan necesaria desde hace más de una década, será promesa incumplida para el año entrante. Al priísmo, le conviene que la redistritación no proceda, para mantener una sobrerepresentación en distritos electorales que tienen un menor peso poblacional, pero que garantizan su predominio en la zona norte de la entidad, y regiones asentadas en el Valle de Toluca. La hegemonía del tricolor en la legislatura mexiquense resulta fundamental para imponer sus decisiones, y aplastar a la oposición como ha ocurrido en los últimos dos años.
Hace cuatro años, en medio de las reformas electorales que inundaron al país, tras el conflicto postelectoral de 2006, el PRI pospuso la redemarcación electoral para 2010, bajo el argumento de esperar los resultados del censo de población. Concluido el conteo de población, los tiempos resultaron atropellados por la elección de gobernador del año que está por concluir. Tras los comicios para mandatario estatal, la oposición ha presionado para instrumentar el ejercicio de redistritación, pero el ejercicio, otra vez se ha pospuesto en función de las elecciones locales del año entrante.
El Instituto Electoral del Estado de México, simplemente actúa como comparsa, un brazo articulador del PRI, y condescendiente a los deseos del gobierno en turno. Los consejeros electorales han dejado de lado su perfil «ciudadano». Los integrantes del IEEM, han adoptado una conducta de complicidad, en la medida que saben de la necesidad de la redistritación electoral, pero son parte de las argucias que frenan ese procedimiento.
La remoción de los consejeros electorales quedó en buenos deseos. La premura de las circunstancias hace inviable la renovación de los consejeros electorales. El escenario tan desolador de la oposición parte de su nula estructura electoral, las reglas del juego que favorecen al partido en el gobierno, y un árbitro electoral que no garantiza la imparcialidad, la libertad y la autonomía que debiera ser fundamental para un proceso equitativo. La oposición tendrá frente a sí una misión imposible.
Tanto PAN como PRD plantean escenarios de una alianza electoral opositora, que juega en su contra en medio de la elección presidencial. El encono que se anticipa para los comicios de 2012 entre los candidatos presidenciales, hace poco viable, establecer a la par una coalición parcial en la búsqueda de alcaldías o diputaciones locales. A esa dificultad se suma la imposibilidad para ponerse de acuerdo en qué municipios se formalizarían, y quiénes serían sus candidatos.
