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OFF THE RECORD

Toluca, Edomex. 16 de noviembre de 2016.- Hace casi cuatro años, el gobierno de Enrique Peña Nieto asumió la Presidencia de la República, bajo la premisa de que las administraciones priístas tenían la experiencia suficiente para regresarle la gobernabilidad al país. Recuperar la seguridad, fue una promesa de campaña permanente, que frente a las cifras más recientes de homicidios simplemente se topa con un rotundo fracaso. Septiembre pasado es el mes más violento del país, desde 1997, cuando se comenzó un registro estadístico de la criminalidad.

Entre julio y septiembre del año en curso, las cifras de homicidios dolosos sumaron 6 mil 400 muertes, lo que significa un incremento de 23.74 por ciento respecto del año pasado. El mes más alarmante fue septiembre, con un total de 2 mil 187 asesinatos, de los cuales mil 228 fueron ejecuciones con arma de fuego. La paz social, instalada como uno de los ejes rectores del actual gobierno peñista, quedó como una promesa fallida e incumplida. Una batalla perdida.

epn_bandera_planamayor2El gobierno peñista no modificó un ápice la estrategia calderonista que tanto criticó. Aunque desapareció la Secretaría de Seguridad Pública para absorberla en la empoderada Secretaría de Gobernación, siguió llenando las calles con soldados y marinos como responsables de combatir el crimen. Eliminó la delincuencia, la violencia, la guerra y los asesinatos del marco discursivo presidencial, sin embargo, el crimen nunca desdibujó su presencia y la cruenta batalla por el mercado de las drogas no cesó. Los resultados están a la vista.

El Estado de México no es una excepción. Eruviel Ávila es víctima de sus propias promesas de campaña. La Policía Estatal ha cambiado de nombres, estructuras administrativas y titulares pero siempre con los mismos resultados. La incidencia delictiva marca una curva ascendente que preocupa y lacera a los municipios urbanos y metropolitanos. El plan de seguridad aquí impuesto hace un par de años, sólo respondió a componendas políticas con magros números.

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En la Procuraduría General de la República (PGR), que encabeza Raúl Cervantes en sustitución de Arely Gómez, han comenzado los ajustes estructurales. Destaca el nombramiento de Felipe de Jesús Muñoz Vázquez como subprocurador Especializado en Investigación de Delitos Federales. Felipe Muñoz es un hombre cercano a los Cervantes -Alfredo Castillo y Humberto Castillejos-, quienes lo instalan en una posición clave de amplia operación política.

Muñoz Vázquez es un viejo conocido de los mexiquenses. Fue procurador de justicia en Colima y Aguascalientes. Con Alfredo Castillo fungió como subprocurador de Atención Especializada y subprocurador regional de justicia en Ecatepec. Desde su nuevo encargo en la PGR será responsable de la indagatoria en contra del exgobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, acusado de enriquecimiento ilícito, desvío de recursos públicos y otras tropelías.

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