Toluca, Edomex. 16 de julio de 2015.- Cuando está por llegar a la mitad de su gobierno, el Grupo Hidalgo que acompaña el diseño institucional del gabinete peñista se desmorona. Primero fue Jesús Murillo Karam quien debió salir por la puerta trasera de la PGR para refugiarse en la muy arrumbada Sedatu; y ahora es el caso de Miguel Ángel Osorio quien ha dado tumbos tras la fuga de Joaquín Gumán Loera. Ambos han sucumbido por su impericia en conferencias de medios. A uno le costó su chamba y en el caso de Chong su eventual destitución se ve como un ajuste natural por rescatar la imagen dilapidada del gobierno peñista.
Murillo Karam tropezó frente a la prensa en medio de la crisis de Ayotzinapa. Ante la presión social de los padres de estudiantes y una atolondrada conferencia, el procurador de la nación soltó la frase más desafortunada de su carrera política. “Ya me cansé”, remató tras una conferencia que se prolongó por más de dos horas, para hacerlo víctima de las redes sociales. De ahí vino la defenestración de Murillo. En el pragmatismo que lo caracteriza, Peña Nieto decidió removerlo, pero le dio como premio de consolación la Sedatu. Chucho Murillo se estigmatizó como el primer gran fracaso del grupo Hidalgo, empoderado profusamente en los últimos tres años.
En el panorama político Osorio siempre fue un plan vigente por la sucesión presidencial de 2018. Los daños provocados a su institución pegan directo a su ruta de ascenso. Según el propio Chong el año pasado ya le habría renunciado a Peña Nieto por el caso Ayotzinapa. Hoy la crisis arrastrada por “El Chapo” Guzmán representa la más honda en muchos años. Por esa misma razón, parece natural que el exgobernador hidalguense deba retirarse. Los damnificados de Hidalgo entienden que una eventual salida de Osorio, implica el fin de un proyecto conjunto para varios hidalguenses más.
La lista de quienes podrían surgir con daños colaterales la encabezan Eugenio Imaz, quien encabeza los esfuerzos del Cisen, en la propia Secretaría de Gobernación; así como Nuvia Mayorga, de la Comisión Nacional para el Desarrollo de Pueblos Indígenas, una de las consentidas de Osorio, y cuyo nombre suena fuerte como carta sucesoria del PRI hidalguense para la gubernatura que está en juego el año entrante. Pero además obligará en caso de confirmarse, a un rediseño en el reparto y el ejercicio del poder de su gabinete. Luis Videgaray simplemente se frota las manos.
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Sierra Oil & Gas fue la empresa beneficiara encargada de la exploración y extracción de hidrocarburos de los primeros dos campos petroleros asignados ayer por el gobierno mexicano, la primera en su tipo en la historia del país, tras la polémica reforma energética. La empresa ganadora del concurso, de los bloques 2 y 7, en asociación con la estadunidense Talos Energy LLC y la inglesa Premier Oil PLC, fue creada apenas en 2014, derivado de la reforma constitucional en materia energética, promulgada el 20 de diciembre de 2013.
Entre los socios de dicha empresa se encuentra Hipólito Gerard Rivero, cuñado del expresidente Carlos Salinas de Gortari. Para abonar a la polémica, Gerard Rivero fue uno de los socios comerciales del fallido tren México – Querétaro, en el que participaba entre otros inversionistas Juan Armando Hinojosa, del Grupo Higa, dueño de la casa blanca de Angélica Rivera y de la vivienda de descanso de Luis Videgaray en Malinalco.
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