Toluca, Edomex. 15 de diciembre de 2015.- La sucesión por el Estado de México parece muy anticipada. A pesar de la intentona lanzada hace algunos meses por el gobernador Eruviel Ávila para calmar las aguas, tras la advertencia de que “quien se mueva no sale en la foto”, al menos los hasta ahora cinco aspirantes priístas más visibles siguen promoviendo su imagen. Están desatados por “placearse” y ganar adeptos entre la militancia priísta, sabedores de que la decisión sucesoria sólo depende de una persona, que todo apunta será quien despacha desde Los Pinos.
Con motivo del fin de año, algunos pagan publicaciones bajo nombramientos del “Líder del Año”. En fecha reciente, una de esas ediciones con un tiraje limitado y desconocido, decidió darle ese nombramiento a José Manzur, donde la zalamería se convierte en una serie de adjetivos mesiánicos y virtudes absolutas, que pareciera una persona fuera de serie. El buscar su entrada a la carrera sucesoria por esa ruta, tal parece que más que ayudarle le perjudica. Vaya que con motivo de informes de gobierno y tomas de protesta Manzur recorrió todo el estado para cobrar facturas del pasado.
Quien anda muy metido en redes sociales es Carlos Iriarte. En campaña, Iriarte tenía arrumbado el tema debajo del escritorio, a pesar de que es cuando la herramienta más se necesita. Entrado al tema sucesorio, debió crear un nuevo perfil de twitter, pues su anterior cuenta estaba tan descuidada que olvidó su contraseña. Ahora Iriarte sólo le falta subir al Instagram alguna foto de lo que come, puesto que sus más cercanos le han recomendado posicionarse en esa plataforma que con tanto desdén asumía el hoy dirigente estatal priísta.
Ana Lilia Herrera trae su propia estrategia. Sin embargo, el Senado de la República parece un tema agotado, desde donde adquirió relevancia en función de las reformas estructurales los primeros años de gobierno. Hoy Herrera percibe algún desespero, por lo que busca el arropo permanente de Eruviel para aparecer en eventos de todo tipo. Su condición de mujer se desdibujó cuando Carolina Monroy entró con fuerza a esa competencia de género. Ahora sus estrategias van encaminadas a aparecer en todo momento, y así lo ejecutó en los informes de gobierno y tomas de protesta municipales.
Carolina Monroy tiene un reflector nacional envidiable. La secretaría general del PRI le permite lo mismo aparecer en eventos partidistas, que políticos o de gobierno, aunado a su labor legislativa. No sufre ni se acongoja por promocionarse permanentemente. Se ha convertido en la sombra de Manlio Fabio Beltrones. Pero al ser los ojos y oídos de Peña Nieto en la dirigencia priísta, la asume como una aspirante natural a la gubernatura. Las entrevistas y las notas periodísticas vienen casi en automático.
Quien parece sí metió freno al acelerador fue Alfredo del Mazo Maza. Prefirió bajar el perfil. Se “placea” con intensidad, pero ha disminuido su presencia mediática. Se ha puesto a trabajar en las bases, algo que le faltó en la carrera de hace cinco años. En los eventos del priísmo atrae las simpatías. Es la apuesta por su imagen y su cuidado personal. Es la repetición de la fórmula peñista basada en su carisma. Alfredo ya se quedó en la orilla contra Eruviel Ávila. Desde la legislatura ha comenzado a tejer su eventual candidatura con el apoyo del grupo político de su padre.
La lista de aspirantes priístas a la gubernatura mexiquense no parece definitiva. Falta tanto y con un cambio de fichas tan variante, que algunos de los que se mencionan pueden desdibujarse, y desaparecer. Hay otros personajes que hasta ahora no se nombran pero que pueden ser parte de la baraja de posibilidades. Cosa de buscar nombres en el gabinete de Eruviel Ávila, en el de Enrique Peña, o incluso en los alcaldes que están por asumir los gobiernos municipales.
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