Toluca, Edomex; 15 de noviembre de 2023.- Al gobierno de Delfina Gómez se le han ido los primeros sesenta días sin mucha trascendencia. Con muy poca sustancia podrá alcanzar su programa de cien días, en los que no ha terminado por completar los ajustes de su gabinete. En todas las áreas, continúan en un proceso de diagnóstico para mover el enorme aparato burocrático. Otro factor que ha paralizado la acción de gobierno, se concentra en que apenas encontró un presupuesto para cumplir con los compromisos financieros de fin de año.

El primer gobierno morenista ha iniciado una prolongada curva de aprendizaje. Toda la gama de soluciones que prometió la gobernadora durante su campaña electoral no puede ejecutarse por mera voluntad política. Los procesos administrativos y los obstáculos financieros tendrán un costo político para los nuevos funcionarios. En paralelo, viejos burócratas pueden presentarse como indispensables para mantenerse en sus cargos. A dos meses del inicio del sexenio, poco se ha sentido la transición, incluso al interior del gobierno estatal.

En sesenta días de gobierno, poco se puede resaltar del arranque del mandato delfinista. Las repetidas mesas de seguridad, las cuales encabeza Delfina Gómez en diversos municipios del estado. Un gran acuerdo de protección para perros y gatos en la entidad. Una audiencia pública maratónica que ahora se ha pausado sin causa aparente. La ofrenda monumental instalada en Palacio de Gobierno. Las visitas del presidente Andrés Manuel López Obrador. Y más recientemente, el envío de víveres para los damnificados de Acapulco, Guerrero.

Por ahora, quienes deberían arropar el arranque del gobierno delfinista son los alcaldes afines a Morena; sin embargo, tal parece que tienen muy poco que presumir o inaugurar como para resaltar al nuevo mandato morenista. Las cartas de presentación de la gobernadora han quedado muy cortas, con relación a sus propias proyecciones. Echar a andar el elefante raquítico costará más tiempo, trabajo y dinero de lo que habían contemplado las élites del partido en el poder.

Un dato a favor. El interés de Delfina Gómez por mostrarse más cercana a la gente con relación a sus antecesores -aunque el rasero no está muy elevado-. La gobernadora tiene una amplia empatía para conectar con las causas sociales, aunque eso será insuficiente, porque pronto requerirá de acciones que resuelvan los problemas más apremiantes. También ha abierto el diálogo con otros poderes y municipios. Ha roto los esquemas protocolarios del gobernante inalcanzable. Pronto deberá asumir que no todas las respuestas vendrán de Palacio Nacional.  

El grado de éxito o fracaso para Delfina Gómez está en dos elementos sustanciales: el proyecto presupuestal del 2024 -que deberá reflejar su agenda de prioridades en política social y económica-; y el plan estatal de desarrollo que deberá presentar en el primer trimestre del año entrante. Ahí, la gobernadora diseñará la hoja de ruta de su mandato, donde se podrá reflejar que el trabajo de diagnóstico cumplirá con las expectativas que generó su campaña electoral.

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