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OFF THE RECORD 15-11-2022

Toluca, Edomex; 15 de noviembre de 2022.- La actual dirigencia del PRD mexiquense parece ya haber tomado una decisión respecto de su futuro político. En las últimas semanas, se ha visto a las élites perredistas acompañando a los diputados locales del PRI en sus informes de actividades; y en el arropo de la virtual candidata, Alejandra del Moral. El partido del sol azteca asume que su sobrevivencia electoral -tanto en los comicios del 2023 como del 2024-, dependerá de su alianza con el priísmo mexiquense.

Ahora, perredistas como Omar Ortega, Héctor Bautista y Javier Rivera se observan más entregados a la causa de Alejandra Del Moral, que incluso algunos priístas que mantienen su rechazo al madruguete que representó su imposición. En esa ecuación, el PAN también ha perdido un contrapeso, si pretendía que el PRD tuviera mayor resistencia para ceder a la candidatura del 2023.

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Es muy lamentable, de pena ajena, el nivel de debate aportado por la panista, Teresa Castell, quien asistió en la víspera a un noticiero televisivo para hablar en defensa del INE. Lo cierto es que, la legisladora exhibió su desconocimiento sobre el tema, en cuyo argumento expresó que el PAN era defensor de la democracia -apenas desde 2006-, cuando dijo, le quitó el poder del IFE al régimen priísta. En redes sociales, se viralizó su vergonzosa intervención.

Los recurrentes yerros de Castell son una muestra de cómo el panismo perdió la brújula en los últimos años. Atrás quedaron sus militantes con una formación doctrinaria, que entendían las causas del panismo; y hoy han sido reemplazados por empresarios que han encontrado en el poder público un alimento para su ego personal. Si Gómez Morín viviera, se moriría frente al panismo actual.

Ahí se explica el papel de la oposición en el sexenio actual, y las razones de porqué no le quitan mucho el sueño al inquilino de Palacio Nacional.

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El priísmo enfrentará una prueba durísima en el debate de la reforma electoral. Más allá de las verdades a medias o mentiras completas que pueden decirse en torno a dicha iniciativa, lo que está en juego es la determinación de los diputados federales para mantenerse en el bloque opositor, o bien, claudicar frente al poder público, y plegarse a la mayoría morenista. Ahí también se definirá, en gran medida, la eventual alianza electoral para las elecciones venideras.

Por ahora, todo apunta a que el PRI apostará por el pragmatismo electoral. El argumento de forma será que no son tiempos para una reforma que se ponga en práctica en una elección presidencial; aunque en el fondo, su prioridad será garantizar la coalición opositora para el año entrante, para ser medianamente competitivos, frente al desaliento que les generan las más recientes encuestas.

Esa parece ser la determinación de Alito, Del Mazo y Moreira hacia el 2023, cuando estarán en disputa sus últimos bastiones: Estado de México y Coahuila.

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