Toluca, Edomex; 15 de marzo de 2023.- Si se toma en consideración que, en las elecciones para gobernadora sólo existirán dos contendientes, el número de votantes rebasa los doce millones de electores, y una participación superior al 50 por ciento; es un hecho que se requerirán cerca de 3.5 millones de sufragios para ganar en las urnas. Con esas cifras preliminares, quien gane el 4 de junio se convertirá en la gobernadora más votada de la historia mexiquense.
Hasta la fecha, el gobernador más votado en las elecciones del Estado de México es el ecatepense, Eruviel Ávila. En unos comicios sin precedente, el priísta alcanzó la cifra de 3 millones de sufragios, con un padrón electoral de 10 millones de ciudadanos. Para entonces, el actual senador tuvo dos contendientes en los que se dividió el voto opositor. A su favor, el peñismo operó con todos los elementos a su alcance para impulsar el sueño presidencial de Atlacomulco.
Delfina Gómez ya sabe lo que es ganar una elección estatal. En el 2018, con todo el efecto López Obrador a su favor, la texcocana sumó 3 millones 842 mil votos. Esa meta electoral podría no sólo garantizar el triunfo, sino darle una ventaja irrebatible para convertirse en gobernadora. Sin embargo, hoy no tiene a AMLO en las urnas; pero sí tiene a medio centenar de alcaldes y una veintena de diputados que se volcarán en la operación electoral. Esa es su fortaleza.
Alejandra del Moral consiguió en esa misma elección, una suma de un millón 900 mil votos. Es decir, 100 mil sufragios más que los conseguidos por Enrique Peña en la elección de gobernador de 2005. Con ese nivel de votación simplemente es impensable cualquier posibilidad de triunfo. De ahí, la necesidad de aliarse con panistas y perredistas para volverse competitivos. La ventaja para Alejandra es que tampoco tiene a José Antonio Meade en las boletas. La tarea de promoción del voto deberá fijarse una cifra cercana a los 4 millones de votos.
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El tope de gastos de 448 millones de pesos representa un gran despilfarro financiero que se irá en la colocación de anuncios espectaculares, la pinta de bardas, la organización de mítines por parte de los partidos, el reparto de miles y miles de utilitarios como playeras y gorras a favor de las candidatas, la promoción en medios tradicionales y digitales. Un gasto vertiginoso de siete millones de pesos cada 24 horas; frente a las carencias presupuestales en los rubros de seguridad pública, educación, salud, movilidad, etcétera.
Lo más lamentable, no se queda en la cifra millonaria que podrán gastar Delfina Gómez y Alejandra del Moral en las elecciones del 4 de junio; lo más alarmante es que eso es únicamente el tope de gastos de campaña, es decir, será la cantidad que ambas buscarán justificar -y ajustar- en el desarrollo de sus actividades proselitistas. Sin embargo, hay carretadas de dinero que no serán reportadas a la autoridad electoral, y que serán utilizadas para la promoción del voto en actividades que son imposibles de monitorear, y que superan por mucho el tope de gastos fijado por las autoridades electorales.
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