Toluca, Edomex; 15 de
enero de 2025.- Ironías de la política. La oposición -tanto el PAN como el PRI-
desde sus respectivas dirigencias, se han propuesto reivindicarse como una oposición
responsable, y una alternativa electoral para los comicios de 2027. Sin
embargo, buscan reinventarse con los mismos hombres y mujeres que han llevado a
la mayor crisis electoral de sus partidos. Hasta ahora, el gobierno de Delfina
Gómez ha tenido un día de campo en 16 meses de mandato, porque no hay
resistencias ni obstáculos a su gobierno.
En la víspera, Jorge
Romero -dirigente nacional del PAN- ha convocado a las élites panistas para
diseñar un Plan Estratégico hacia las elecciones intermedias, pero en el caso
del Estado de México buscará trazar esa ruta opositora con el arropo de Anuar
Azar y Enrique Vargas, entes dominantes del panismo mexiquense desde hace nueve
años. Los resultados están a la vista: una militancia agraviada por la
concentración de poder; una pérdida sostenida de electores y una nula presencia
política en municipios y el Congreso local.
La burocracia panista ha
dejado en claro que será complaciente con Delfina Gómez, porque así lo marcan “sus
encuestas” para ser una oposición sin estridencias. La élite panista está
convencida de que bajar la guardia con el gobierno delfinista representa un
manto de impunidad y de prevalencia en sus privilegios. Para colmo de males,
quienes controlan la toma de decisiones del PAN, han brotado a la discusión
pública producto de sus escándalos en su ejercicio de gobierno. Con esos
hombres, el panismo busca resucitar.
En el PRI, las cosas no
pintan muy diferentes. En las últimas horas, la dirigencia nacional emitió la
convocatoria para elegir a su comité estatal por los próximos cuatro años, y la
misma no causó expectativa ni en los priístas más leales a la causa de su
partido. Todo está definido para que Alejandro Moreno controle las decisiones
del priísmo, a través de Cristina Ruiz, y eso agudice la desbandada de liderazgos
y militantes que encuentran puertas abiertas en Morena y aliados. El otrora partido
hegemónico ya no forma parte de la agenda pública.
En los últimos años, al priísmo
se le esfumaron los exgobernadores: Eruviel y Del Mazo renunciaron al partido;
mientras Peña Nieto vive en el autoexilio. Y se le fueron sus exdirigentes:
García Cuevas, Isidro Pastor y Del Moral buscaron refugio en otras opciones políticas.
El PRI no funciona como oposición, porque su maquinaria electoral dependía del
ejercicio de gobierno y del financiamiento del presupuesto público. Hoy, ha acrecentado
la defenestración pública por su incapacidad para movilizar a sus militantes. Los
alcaldes; así como diputados federales y locales que tiene vigentes son de bajo
perfil o bajo nivel.