Toluca, Edomex. 15 de enero de 2016.- En el PRI del Estado de México que dirige Carlos Iriarte Mercado, los comités municipales del tricolor se han ido vaciando, producto de los nuevos ayuntamientos. En un cálculo genérico, se estima que al menos 80 presidentes de comités municipales del PRI han abandonado sus cargos en los últimos 15 días, derivado de que han asumido diversas funciones como funcionarios municipales. Sólo en 4 municipios gobernados por el priísmo, se mantienen al frente los dirigentes que ganaron los comicios de junio.
Bajo esa lógica, el PRI mexiquense ya alista una renovación en prácticamente todos los comités municipales. Faltan 17 meses para las elecciones que renovarán la gubernatura estatal, y es necesario aceitar la maquinaria electoral más probada del país. A más tardar en marzo, el priísmo estatal ya habrá ungido a los nuevos presidentes del tricolor en los 80 municipios que tienen acéfala su dirigencia. Ahí también se medirá el músculo político de quienes aspiran a ser candidatos a gobernador.
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En la Universidad Autónoma del Estado de México hay un asunto que ha tomado efervescencia. Se trata de la sucesión en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, que hasta hace unas semanas tenía al menos a tres precandidatos visibles. Uno de ellos, se quedó con ganas de ser rector hace casi seis años, y con una carrera venida a menos pretendía imponerse como director, cargo que ya ocupó interinamente. Otros dos más, comenzaron a apuntalar sus planes de trabajo de forma seria, pero todo indica que hay un caballo negro que nadie advirtió.
A pesar de que dio clases en dicha Facultad, hace más de diez años se dedicó a otras actividades administrativas en la UAEM, por lo que no contaría con una antigüedad acreditada. Sin embargo, el que parece ser el delfín político de un exrector y exconsejero electoral, tiene un permiso indefinido de su actividad como docente. En el semestre que está por iniciar, el candidato retomará sus clases en la Facultad y como una estratagema prepara su ascenso al poder. La instrucción desde los altos mandos universitarios es que haya un candidato de unidad.
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El caso Tlatlaya parece ser un conflicto por renacer. Muchas solicitudes de información pública que requieren a la Procuraduría General de la República y a la Secretaría de la Defensa Nacional persisten. En la medida en que prevalece la opacidad, se respira un tufo de sospecha sobre los abusos que ahí se cometieron.
De lado del Estado de México, simplemente no se ha atendido la totalidad de la recomendación emitida por la Comisión Nacional de Derechos Humanos hace casi un año. Aunque la recomendación fue aceptada, es un documento resuelto sólo en algunas de sus partes, pero en el castigo a los abusos de policías ministeriales no ha procedido. Mucho recuerda el caso Tlatlaya al caso Atenco, en donde se acredita una sistemática violación a derechos humanos, pero nuloa los responsables.
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