Toluca, Edomex. 14 de junio de 2016.- Aurelio Nuño ha encontrado en el Estado de México, un bastión político desde el cual defender la controvertida reforma educativa. Desde la tierra natal de Enrique Peña, el secretario de Educación lanza arengas en contra de la CNTE, mientras recibe el apoyo del magisterio más disciplinado del país. El control clientelar del Estado de México entre los maestros federales y estatales resulta clave para evitar protestas, acallar inconformidades y refrendar su lealtad partidista. Aquí Aurelio se siente cómodo y protegido.
Nuño y Eruviel son aliados de sus carreras políticas. Hoy en día, el futuro de ambos, depende uno del otro. Aurelio conoció a Eruviel en su campaña a gobernador. Nuño tenía una oficina contigua al entonces coordinador de campaña, Luis Videgaray. En 2012, mientras despacha en la poderosa jefatura oficina presidencial, Nuño era responsable político del Estado de México. El destino los ha reencontrado para imponer las reformas del peñismo, aunque eso implique asumir el costo político frente a la disidencia.
El magisterio estatal es hoy en día uno de los más disciplinados. En sus otrora dirigentes tiene razones de sobra para apoyar la toma de decisiones del gobierno, por formar parte de la estructura de poder. Fernando Zamora, hoy alcalde de Toluca, fue dirigente magisterial hace más de una década. Roberto Sánchez Pompa, hoy alcalde de Tenancingo, también despachó a los maestros mexiquenses. La cercanía entre magisterio y gobierno es irrebatible. Esa es la razón por la que Aurelio ha convertido al Estado de México en su refugio.
El magisterio federal ha sido emblemático en las complicidades con el gobierno desde hace cuatro décadas. En Nezahualcóyotl, la profesora Elba Esther Gordillo inició su carrera política en la gubernatura de Alfredo del Mazo. La defenestrada lideresa magisterial, fue clave para entender la disciplina de los maestros a lo largo de cuatro sexenios: Desde Salinas hasta Calderón, el magisterio federalizado del Estado de México acató como nadie las decisiones políticas y respondió como siempre a las componendas electorales del poder.
Ayer, Aurelio y Eruviel estuvieron de visita en la escuela primaria Carlos Hank González, cuyo nombre simboliza al profesor de carrera de mayor empoderamiento político en la historia del Grupo Atlacomulco y del país. Hank se convirtió en gobernador del Estado de México, alcanzó un par de secretarías de Estado en el salinismo, y amasó una de las mayores fortunas personales al amparo del poder político. En esa circunstancia, se explica la influencia del magisterio mexiquense en el entramado de la política mexicana.
La reforma educativa se ha convertido en la primera batalla preelectoral por la Presidencia de México. Mientras López Obrador defiende la lucha social de la CNTE; Aurelio busca infructuosamente debatir con el tabasqueño sobre su apoyo a líderes, a los que llamó delincuentes. Se percibe la asesoría de Otto Granados Roldán, un salinista que hace una década recomendó la misma estrategia a Arturo Montiel para asumir un discurso combativo por temas como la basura y el agua potable frente a López Obrador. Montiel -entonces gobernador mexiquense- nunca alcanzó a Andrés Manuel -en ese momento jefe de gobierno capitalino- en el debate. Hoy Aurelio, asesorado por el mismo Otto Granados, busca la misma candidatura presidencial que se le negó a Montiel hace diez años.
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