Toluca, Edomex. 13 de octubre de 2015.- Manlio Fabio Beltrones dio un primer manotazo para tomar el mando del PRI nacional. Ayer designó en posiciones clave del CEN priísta a sus principales operadores políticos: Willy Ochoa, Manuel Añorve y Canek Vázquez. El sonorense parece tuvo manga ancha para trabajar con su equipo más cercano, y apuntalar su proyecto personal, que implica necesariamente un desplazamiento de los mexiquenses, parte indisoluble del Grupo Atlacomulco. Manlio Fabio ha comenzado a tejer fino para ganar 2016 y construir en adelante su candidatura en 2018.
De los mexiquenses, junto a Carolina Monroy del Mazo, sólo se destaca el caso de Luis Vega Aguilar como secretario de Finanzas del PRI nacional. Vega es uno de los operadores financieros de mayor confianza de Peña Nieto. Ocupó la misma posición en el PRI mexiquenses entre 2005 y 2011. En 2012 arribó a la dirigencia nacional priísta como uno de los principales ideólogos financieros de la campaña peñista. Beltrones lo ha ratificado como parte de su lealtad política para el inquilino de Los Pinos.
Beltrones ha sido complaciente. Ha permitido que en las dirigencias estatales la unción de las dirigencias sea una toma de decisiones del gobernador en turno, o una propuesta emitida desde Los Pinos. En San Lázaro, el dirigente nacional priísta no tuvo injerencia en la asignación de las comisiones legislativas. Por tanto, ahora sí tomó el mando de su presidencia y de su equipo de colaboradores. Sin embargo, Carolina Monroy seguirá siendo la cuña peñista en el PRI de Beltrones. La prima del presidente tiene voz y voto.
Interesante será conocer lo que haga Carlos Iriarte, en el transcurrir de las próximas semanas cuando asuma el mando de la dirigencia estatal priísta. Al igual que Beltrones, Carlos estará en condiciones de renovar piezas clave del comité del PRI mexiquense. En su interinato, estuvo claro que Iriarte no terminó por asumir la presidencia por acatar las posiciones políticas ahí acomodadas. Prefirió no aplastar intereses ajenos por la conveniencia personal de mostrarse disciplinado. En su imaginario, ahora que sí será presidente por elección y no interino, no sólo puede sino que debe demostrarlo.
Miguel Sámano y Andrés Fernández están en condiciones de convertirse en los enclaves de Iriarte para con la dirigencia priísta. Formados en el montielismo, Sámano y Fernádez entienden el funcionamiento de la dirigencia del PRI. Desde ahí construyeron la candidatura de Montiel a la gubernatura mexiquense en 1999. Han pasado 16 años, y hoy uno de los suyos es presidente de México: Enrique Peña. La apuesta de Iriarte se concentra en un grupo experimentado para conseguir palmo a palmo sus objetivos. Carlos conoce también como pocos las entrañas del PRI estatal.
En un análisis frío, Iriarte no tuvo los grandes resultados en los comicios de este año. La votación a favor del PRI descendió dramáticamente. Perdió Naucalpan, y su casa, Huixquilucan. En Texcoco, tierra del nuevo aeropuerto, se afianzó el cacicazgo de Morena. En Neza poco pudo hacer ante la vorágine perredista. Y en el limbo se han quedado los resultados electorales en Tllanepantla y Cuautitlán Izcalli. El retroceso del PRI en general es evidente y tangible. Ese es el saldo de Iriarte y su dirigencia.
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