Toluca, Edomex; 11 de noviembre de 2024.- El triunfo de Jorge Romero como dirigente nacional del PAN sólo reivindicará el dominio de las élites panistas que han llevado al partido a sus peores resultados durante los últimos doce años. En el caso del Estado de México no será la excepción. Desde un inicio, el círculo vinculado con Enrique Vargas y Anuar Azar le ofrecieron su apoyo, y sin mayores resistencias lograron imponerse en la votación de su militancia en la entidad mexiquense. No es un resultado para celebrar entre el resto de sus militantes.

Durante las más recientes elecciones, quienes no pertenecen al grupo político de Vargas o Azar han sido desplazados de la designación de las candidaturas. Las escisiones al interior del partido son profundas e irreversibles. Cada elección, más y más panistas han abandonado al partido. En más de una ocasión han decidido saltar al oficialismo, a través de Morena o el PVEM; ya sea por conveniencia personal, o simplemente porque los espacios en el panismo se han cerrado al grupo dominante. Vienen otros años de oscurantismo en el partido.

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Ana Lilia Herrera ha dado un paso importante, pero con sigilo rumbo a su permanencia en la dirigencia del PRI estatal por los próximos cuatro años. Sin mucho ruido, el pasado fin de semana convocó al consejo político del priísmo mexiquense. Ahí, tomó protesta a Martha Angón como secretaria técnica de este órgano partidista. Y paso seguido, tomó protesta a nuevos consejeros políticos -todos afines a su causa, principalmente candidatos perdedores de la elección reciente-, quienes tendrán en sus manos la aprobación de la convocatoria para elegir a su dirigente hacia finales de este mismo año.

Una vez que el PRI perdió la gubernatura, el único espacio de coacción y seducción para sus militantes lo es la dirigencia del priísmo. El consejo político es desde donde Alito Moreno ha podido modificar estatutos y legitimar su permanencia como dirigente nacional del partido. Hoy, Ana Lilia Herrera ya se ha sacudido a los consejeros que heredó de las dirigencias de Alejandra del Moral y Eric Sevilla, y ha dispuesto de lo necesario para alcanzar su objetivo: ser electa dirigente por estatutos por los próximos cuatro años.

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El bloque opositor, con o sin alianzas, no entienden que no entienden. Pretenden salir del abismo con los mismos procesos y con las mismas personas que han sido responsables de las más recientes derrotas electorales. Por encima de trabajar en un programa de contrapeso, o en planes de identidad partidista, lo más importante entre la burocracia partidista es mantener sus posiciones de privilegio.