Toluca, Edomex; 11 de agosto de 2022.- La designación de Delfina Gómez como coordinadora de los comités de defensa de la 4T, y en su momento candidata a gobernadora, ha desatado los momentos de ansiedad del resto de los aspirantes; particularmente de panistas y perredistas, quienes buscan consolidar la coalición electoral, sabedores de que en solitario no tendrían condiciones de competencia.
Enrique Vargas encabezó un evento al estilo priísta para anunciar otro recorrido territorial. Cobijado por la élite partidista sobre la que tiene dominancia desde hace seis años, se lanzó al abordaje de que defenderá su causa con o sin alianza. Para el registro político, se ausentaron los alcaldes de Atizapán de Zaragoza, Calimaya y Huehuetoca; ¿acaso no pudo convencer siquiera a los de casa?
Cuando se habla de reclutar al priísmo defenestrado, parece que se esmeran y ahí aparece Eduardo Bernal; quien cada que puede pide espacios para su hija en cargos de elección, pero opera en contra de su partido cuando lo necesita.
En la acera perredista, Omar Ortega levanta la mano, sabedor de que sus probabilidades son 1 a 1000. Es el liderazgo más visible para las tribus del PRD, pero su presencia electoral en el país y en el estado se ha difuminado.
Sin embargo, decidieron escoger la misma fecha para formalizar sus aspiraciones; enganchados en la ruta morenista a favor de Delfina. Hasta para sus actos políticos se manifiestan como un ballet folklórico, al mismo ritmo.
El PRI no se mueve un ápice. Hay reglas escritas y no escritas en el priísmo local; y no habrá una candidatura perfilada hasta que se haya concretado el quinto y penúltimo informe del gobernador en turno, Alfredo Del Mazo.
El priísmo asume su propia estrategia y sus tiempos para mantenerse en el reflector mediático, ahí viene la renovación de sus 125 comités municipales, y sus foros de consulta para construir la plataforma electoral hasta octubre.
Entre mediados de octubre y el mes de diciembre, el PRI estatal deberá acelerar el proceso de negociación de una alianza electoral -con las dirigencias y no con aspirantes iluminados-; la cual estará sujeta a sus reglas y a su espacio, en cuyo escenario, la candidatura tendría una sola dirección hacia el tricolor.
El Partido del Trabajo no existe. Mientras todos los demás partidos políticos mantienen un elevado activismo electoral; ya sea por la promoción de sus aspirantes, por la reivindicación de sus dirigentes, o incluso por la difusión de espectaculares con sus colores partidistas; en el PT no hay signos de vida.
Están cómodamente esperando que Morena los arrope, y apoyar a Delfina Gómez como su candidata a la gubernatura, y eventualmente conseguir algunos espacios del gabinete para su escasa militancia.
En el último tramo se les ha escapado Gabriela Gamboa, Armando Bautista, Roberto Téllez y Roberto Bautista, quienes al principio se asumían como parte del PT, y en fecha reciente, ya aparecen como militantes morenistas.
A propósito de los eventos de ayer, pocos recursos discursivos y carencia de virtudes oratorias. Por ahora los aspirantes no pueden hacer propuestas de campaña, pero tampoco debieran exhibir sus carencias suplantadas por gritos ante el público que los arropa. Esa es su realidad.
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