Toluca, Edomex. 9 de octubre de 2015.- El Poder Ejecutivo y el Legislativo padecen desde hace mucho tiempo una preocupante connivencia, que dista mucho de un deseable equilibrio de poderes, que permita que los legisladores sean un contrapeso del gobernador sus colaboradores. Fue penosa la actitud mostrada ayer por diputados locales para aplaudir una y otra vez la comparecencia de José Manzur. Lejos de erigirse en un poder real, la legislatura local es autocomplaciente, omisa y sumisa. Manzur llegó a un acto de lucimiento personal muy lejos de enfrentar una glosa al cuarto informe de Eruviel.
Los diputados locales, ya sean del PRI o los de oposición, dependen política y financieramente del Poder Ejecutivo, y de ahí se explica su entreguismo, su colaboracionismo. Muchos de los recursos materiales y financieros son administrados por el Ejecutivo hacia el Legislativo. De ahí, la actitud displicente de quienes ayer iban a cuestionar al único funcionario estatal que asistiría ante el pleno legislativo. Si Manzur fue a un día de campo, los secretarios convocados a comparecer ante las comisiones legislativas, se puede anticipar que irán solamente a una plática de café. Nada que rescatar de una comparecencia pactada, para conveniencia de una clase política que cuida sus privilegios de grupo por encima de los intereses comunitarios.
A Pepe Manzur siempre le ha caracterizado un protagonismo arriesgado. Ayer al culminar su comparecencia ante el Congreso local, aseguró que la “Degolladora”, una presunta asesina serial que opera en la zona oriente de la entidad ya había sido detenida. El funcionario local comprometió incluso que el procurador Alejandro Gómez daría detalles la noche de ayer jueves. La versión de la procuraduría mexiquense es que hay una persona detenida pero no hay confirmación de que sea la homicida en referencia. Más tarde Manzur se desdijo, mientras ahondaban y se hacían públicas sus diferencias con el procurador.
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A pesar de que el gobernador Eruviel Ávila afirmó en los últimos meses que la presunta corrupción expuesta por el caso OHL estaba siendo investigado por la Secretaría de la Función Pública (SFP) para esclarecer el funcionamiento y operación de las obras estatales, ayer el titular de la SFP, Virgilio Andrade aclaró que su indagatoria se limita a los contratos que sostiene la empresa española con el gobierno federal. Admitió una amplia colaboración del mandatario mexiquense pero sólo sobre las nueve obras federales que están sujetas a una amplia auditoría. En el entramado de OHL alguien miente, puesto que las versiones de Ávila y Andrade simplemente se contraponen.
Han pasado cinco meses desde que se filtraron los primeros audios que evidenciaron una lastimosa cercanía entre las autoridades mexiquenses y directivos de OHL, y nada se sabe de avances sobre la investigación. Apenas en semanas pasadas, con motivo de su cuarto informe, Eruviel prometió una indagatoria profunda y creíble, en la que involucró la participación de la Función Pública que ayer salió a deslindarse del tema. El desgaste institucional es irreversible pero parece importarles muy poco.
Se puede anticipar una auditoría plagada de simulaciones, cuando Apolinar Mena, uno de los funcionarios más involucrados en el conflicto de interés y la probable corrupción, fue despedido y recontratado como parte de las componendas políticas que imperan en la toma de decisiones. La propia autoridad investigándose a sí misma, simplemente es imaginar a un perro persiguiéndose su propia cola. La madeja de complicidades es tan amplia que difícilmente se podrá conocer la verdad, y mucho menos encontrar culpables.
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