Toluca, Edomex. 9 de agosto de 2016.- El quinto informe de Eruviel Ávila podría presentar variaciones en su formato. El talk show que viene desarrollando año con año no responde a las expectativas políticas del momento. La presencia de Ávila en un set de televisión facilita la producción telegénica del gobernante, pero imposibilita medir su músculo político e impide dar banderazo de salida a los aspirantes priístas que buscan remplazarlo. En política, la forma no ha dejado de ser fondo, y el teleinforme de Eruviel no cumple con lo indispensable.
La fecha del informe para el equipo eruvielista está proyectada para la última semana de septiembre. Entre más se pueda prorrogar el cuarto informe eruvielista, en esa medida se puede aletargar las acciones sucesorias de la gubernatura mexiquense. Tras su informe de gobierno, Eruviel acelerará su curva descendente en el ejercicio del poder político. En la fecha del informe también se ha contemplado distanciarlo del informe peñista que se realizará el 1 de septiembre. Hoy los activos positivos de Peña van en caída libre.
Desde el teleinforme eruvielista, atrás han quedado los actos faraónicos a los que se acostumbró la clase gobernante priísta, y que alimentaron los sueños presidencialistas de Arturo Montiel y Enrique Peña. Ambos, concitaban en su tiempo amplias simpatías de la élite política, marcados por el derroche financiero, la diversa promoción mediática, el músculo político, empresarial y religioso. A la distancia, Eruviel busca enterrar las viejas formas, pero en el fondo hoy requiere de esa resonancia para lanzar sus anhelos de futurismo electoral.
La calderonista, Alejandra Sota, la consultora de cabecera en materia de imagen del gobierno eruvielista, deberá diseñar la mejor forma para que Eruviel cierre su penúltimo informe. El presupuesto económico, político y electoral del Estado de México, obliga a Eruviel a mostrar su capacidad de convocatoria. Ávila no decidirá la sucesión de su gubernatura, pero sí tendrá la posibilidad de decidir la forma en que pretende cerrar su mandato. En el quinto informe la forma es fondo.
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En el priísmo mexiquense, que encabeza Carlos Iriarte, se pretende renovar la estructura de los 125 municipios. En los casos de municipios gobernados por el priísmo, el control político lo ejercen los alcaldes en turno. En esa lógica, Iriarte pretende fortalecer el liderazgo de los presidente municipales, y de paso enterrar el priísmo de los ediles salientes. La maquinaria priísta de la elección de gobernador deberá funcionar a partir de las nuevas dirigencias locales.
De la mano de nuevos dirigentes municipales en los comités priístas también se renovarán los consejos políticos, que simbolizan los grupos de poder que toman las decisiones de las estructuras locales. Ahí también los alcaldes en turno están asumiendo el control político. De ser necesario, el PRI mexiquense otorga la posibilidad de renovar los liderazgos seccionales, que son la célula más cercana de movilización del voto. La maquinaria priísta se ha comenzado a aceitar.
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